COLUMNA INVITADA

Huracanes de fuego

Es evidente que el cambio climático ha sido un factor determinante para la conformación de situaciones climáticas atípicas y pareciera que no le estamos dando su peso real y concreto

OPINIÓN

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Juan Luis González Alcántara / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México
Juan Luis González Alcántara / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Aun en la vorágine de los días y a pesar de los estertores de estos momentos, siempre hay que darnos el tiempo para contemplar la urdimbre que conforma nuestro complejo tejido, no sólo humano sino también social, natural y tecnológico. A pesar de que su enlazamiento es ineludible, parece que sólo enfocamos nuestros esfuerzos al entorno social inmediato, al hábitat adyacente o a los enconos preconfigurados desde la retórica del poder que nos paraliza con su estridencia. 

Es difícil ver o escuchar más allá del estentóreo nacional y de las tragedias inmediatas: difícil, pero no imposible. Ver más allá de nuestros inmediatos, nos ayuda a revivir la innata, pero descuidada y empolvada, empatía. Nos ayuda también a tomar perspectiva y a realizar un justo balance de las prioridades. Y la perspectiva termina siempre por recordarnos que, en una explosión intergaláctica, no somos ni polvo estelar. 

En algún momento, Gramsci, expresó: “La indiferencia es el peso muerto de la historia. La indiferencia opera potentemente en la historia. Opera pasivamente, pero opera”; y parafraseándolo, considero que realmente sólo se puede ser completamente vivo si uno se asume plenamente ciudadano y partisano, y yo especificaría, partisano de la Tierra. De la naturaleza. Porque más allá de nuestras actividades, de nuestra ideología, de nuestras convicciones, somos ciudadanos de este planeta.

Si de algo me debo considerar completamente partidario es de la Tierra, de nuestra madre naturaleza, ahí no podemos ser indiferentes, y se debe asumir más allá de cualquier otro matiz personal y circunstancial inmediato.

Y es por eso, que me siento completamente consternado, y alertado de los últimos eventos que han acontecido en California: escenificación de las consecuencias climáticas que muchos prefieren o evitan ver, pensando que son sólo representaciones de futuros distópicos propios de la ficción literaria. 

Para muchas especialistas, estos incendios son los más destructivos en la historia de esa localidad. Y las razones no se circunscriben a la actividad humana inmediata o logística de protección civil, sino a circunstancias ambientales atípicas; coletazos de nuestros abusos al hábitat natural.

Así, una combinación de fuertes vientos secos de hasta 161 kilómetros por hora en la zona de Santa Ana, que eliminan la humedad de la vegetación y facilitan la propagación de los fuegos, la escasez focalizada de agua para combatir estos incendios, y los “latigazos meteorológicos" que producen un cambio súbito entre condiciones extremadamente húmedas a extremadamente secas, fueron el coctel mortal que forja los terribles huracanes de fuego en esa zona de Estados Unidos. 

Es evidente que el cambio climático ha sido un factor determinante para la conformación de situaciones climáticas atípicas y pareciera que no le estamos dando su peso real y concreto. Si algo necesita unidad, combate frontal de la humanidad, es la defensa de la Tierra. 

La indiferencia con las causas de la Tierra no sólo será el peso muerto de nuestra historia, será nuestro epitafio que marcará el fin de la humanidad.

POR JUAN LUIS GONZÁLEZ ALCÁNTARA CARRANCÁ

MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

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