A menos que un milagro suceda en el frente de obra que conecta la capital de Quintana Roo con el resto del circuito peninsular, el Tren maya no llegará a tiempo a su cita con la historia y será una obra más inaugurada sin concluir.
A estás alturas ya no importa si el convoy logra salir de Chetumal para enfilarse rumbo a Cancún o Escárcega, Campeche, el listón será cortado y el país será informado de que esta obra emblemática está funcionando al 100%.
El presidente López Obrador no puede dejar Palacio Nacional sin decir que cumplió su promesa de dejar funcionando el Tren maya, puede argumentar que no dijo mentiras, solo no dijo la verdad.
Transitar de Bacalar a Chetumal en las últimas semanas de agosto y la primera de septiembre ha sido un viacrucis, no solo en cuestiones de flujo vehicular sino en materia de seguridad vial ya que cientos de camiones pesados con material para el terraplén y trabes para los puentes para el libramiento vehicular recorren a gran velocidad esta vía de comunicación para llegar a tiempo y entregar la obra lo más pronto posible ya que el sexenio se acaba.
En medio de esta vorágine surgen una serie de problemas para conductores de camiones que no traen la lona que sirve de salvoconducto para empresas contratistas que pese a violar el Reglamento de tránsito por exceso de peso y dimensiones, no son sancionados por la Guardia Nacional, ya que el texto señala: “Al servicio de la Secretaría de la Secretaria de la Defensa Nacional”.
Si como camionero no traes dicha lona y llegas a cometer alguna infracción o tienes algún accidente, tendrás que asumir las consecuencias de los largos tiempos de espera para llegar a alguna agencia del Ministerio Público para deslindar responsabilidades o bien podrás “aportar” una módica suma a los responsables de la seguridad en carreteras para evitar dicho trámite, procedimiento que algunas aseguradoras “ya se lo saben” y dejan la carga de la cuota a sus asegurados.
Total que en medio de tanta actividad vinculada a la construcción del último tramo del Tren Maya y teniendo como prioridad la entrega antes de 26 días, qué importan las leyes y reglamentos si lo que urge es terminar la obra para el corte del listón, lo demás es lo de menos, incluído el tema de la inseguridad que priva en la zona donde se ubica uno de los tramos más emblemáticos que hace las veces de origen y destino del “buque insignia” de la autodenominada Cuarta Transformación.
Sobre el tema de la inseguridad sobra decir que el cáncer de la extorsión presencial o “cobro de piso” se ha extendido de norte a sur, teniendo como inicio algunas zonas turísticas que hasta hace algunos años eran boyantes y hoy parecen haberse ralentizado.
No se diga del robo y venta ilegal de materiales para construcción y autopartes entre conductores, contratistas y ciudades vinculados a dicha actividad.
Del tema ambiental y dónde pudo haber quedado la madera de los cientos de miles de árboles de la selva arrancados al paso de la obra me encargaré en la próxima entrega.
POR FACUNDO ROSAS R.
EX COMISIONADO GENERAL DE LA POLICÍA FEDERAL
@FACROSAS
MAAZ