La No violencia es un principio que busca la solución de problemas o el avance social y político mediante métodos no violentos. La No violencia no es, por tanto, pasividad o indiferencia, sino un método de lucha y, a la vez, una forma de vida.
Este principio de conducta, individual o colectivo, es una manera de privilegiar la paz y de cuidarla o procurarla, incluso en los momentos más difíciles o tensos de una sociedad. Si existe capacidad de buscar vías de solución no violentas, la probabilidad de lograrlo al menor costo humano posible es más alta.
La No violencia acorta las distancias entre quienes piensan diferente, pues impide que las divergencias se acentúen o se polaricen al poner un alto, sea preventivo o correctivo, a cualquier expresión de violencia.
La conmemoración del Día Internacional de la No violencia este próximo 2 de octubre, a 155 años del nacimiento de Mahatma Gandhi, es una gran oportunidad para la reflexión colectiva, y lo es particularmente para las y los mexicanos.
Mañana tendrá lugar un acontecimiento histórico, cuando la doctora Claudia Sheinbaum se convierta en la primera presidenta de México, lo que potenciará la expectativa que siempre genera un cambio de gobierno, por el hecho de que, luego de 203 años de vida independiente, nuestro país será gobernado por una mujer con preparación académica y científica.
Este contexto es un marco propicio para replantear la forma en que se abordan o gestionan las diferencias políticas que ahora dividen, e incluso confrontan, a los mexicanos.
La violencia, lo sabemos todos, no solo es la acción física de agresión sino también la expresión verbal, de viva voz o escrita, que descalifica, insulta o amenaza.
No podemos negar que esas diferencias existen ni que gran parte del país se ha colocado en uno u otro polo, desde cada uno de los cuales la visión propia se presenta como infalible, al tiempo que se descalifica la ajena.
Todos somos responsables de recuperar nuestra capacidad de diálogo y empatía, así como de omitir ofensas e insultos. Decir lo que se piensa no necesita ni depende de agraviar a alguien; por el contrario, la mejor expresión de las ideas y la mejor actitud para escucharlas, suelen derivarse del uso de un tono y un léxico claro y respetuoso.
Los actores políticos, particularmente, tienen una responsabilidad mayor al expresarse, pues su conducta, buena o mala, es tomada como referencia, y replicada, por sus correspondientes seguidores, como sucede, por ejemplo, en los eventos deportivos, cuando la violencia en la cancha se replica en la tribuna.
Que en el sexenio que está por comenzar las diferencias políticas no sean motivo de confrontación y menos de polarización y que, en cambio, logremos comunicarnos con libertad, claridad e inteligencia en bien del país, de los acuerdos y de la armonía social.
Ojalá que todos, gobierno, oposición y sociedad en general hagamos nuestros los postulados de la No violencia, que es, de acuerdo con Mahatma Gandhi, “la mayor fuerza a disposición de la humanidad, más poderosa que el arma de destrucción más poderosa concebida por el ingenio del hombre”.
POR MAURICIO FARAH
@mfarahg
Especialista en derechos humanos.
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