La guerra económica mundial actual se ha convertido en una realidad palpable en el siglo XXI, caracterizada por conflictos comerciales, sanciones económicas, competencia por recursos naturales, fallas en la ciberseguridad, tensiones geopolíticas y crisis financieras. En este contexto, las pequeñas y medianas empresas (Pymes), tradicionalmente vistas como actores locales, están desempeñando un papel crucial y estratégico a nivel global. Estas empresas, que constituyen una porción significativa del empleo y del producto interno bruto (PIB) en muchas economías, son actores fundamentales en la batalla por la estabilidad, la innovación y la resiliencia en un entorno económico cada vez más desafiante. Las Pequeñas y Medianas Empresas lejos de ser simples espectadoras, están en el centro de la batalla económica, así es como tienen un papel fundamental para mantener la estabilidad económica mundial.
En las recientes disputas comerciales entre Estados Unidos y China, por ejemplo, las Pymes lograron ajustar sus cadenas de suministro más rápido que las grandes multinacionales. Esta agilidad les permitió continuar operando y en algunos casos, ganar participación en nichos de mercado que quedaron desatendidos por empresas más grandes. La flexibilidad es una de las mejores armas para un entorno donde los conflictos económicos pueden cambiar las reglas del juego en cuestión de meses, semanas o incluso días.
Las guerras económicas también se manifiestan en la fragmentación de los mercados y en tensiones en las cadenas de suministro globales, así que se debe diversificar tanto en sus mercados como en sus fuentes de insumos por ejemplo aquellas que dependen excesivamente de una única región o país son más vulnerables a las crisis, así como en los tratados comerciales o barreras arancelarias, por otro lado la innovación es uno de los recursos más valiosos en la guerra económica mundial. Las Pymes, por su tamaño más manejable y su estructura menos jerárquica tienen una mayor capacidad para experimentar y adoptar nuevas tecnologías. La digitalización, en particular, ha permitido que muchas Pymes transformen sus modelos de negocio y accedan a mercados globales sin depender de costosas infraestructuras físicas. Se debe prestar especial atención a la ciberseguridad, ya que recientemente en los conflictos globales se han tenido importantes brechas en la seguridad y fallas en los dispositivos electrónicos, así como en las cadenas de suministro.
Asi mismo la colaboración, las alianzas estratégicas y las redes empresariales les permiten compartir, y colaborar para su crecimiento de acuerdo al sector para acceder a nuevos mercados, optimizando y aprovechando las plataformas digitales para fortalecerlas y también ayuda a crear ecosistemas productivos más robustos y menos vulnerables.
En contexto las Pymes en México son actores clave para la estabilidad, la resilencia y el crecimiento de las economías globales y locales. Su capacidad de adaptación rápida a las tensiones comerciales, diversificando sus cadenas de suministro dando una estabilidad que pueda seguir generando empleos, esto las convierte en un pilar fundamental global, por lo que los empresarios deben de estar atentos y enfocados en la geopolítica, los entornos económicos adversos alrededor del mundo y en la ciberseguridad.
Ana Martínez
Consejera COPARMEX CDMX y Presidenta de la Comisión de Pymes