Además de concluir con las reformas prometidas, por el presidente Andrés Manuel López Obrador ya solo le restan seis días para despedirse de quienes lo acompañaron durante uno de los sexenios más controvertido de los últimos tiempos. Un presidente que provocó lo que muchos jamás pensaron que podría suceder: la unión técnica e incluso ideológica del PAN y del PRI; hay quienes desde hace tiempo han señalado como los responsables de la debacle de nuestro México a consecuencia de sus malos gobiernos.
Acusado por muchos de dividir al país en fresas y nacos, o, mejor dicho, en chairos y fifís, esto trajo como consecuencia ser un presidente que encontró en parte del pueblo no sólo la descalificación por su gestión, sino también su odio, la aversión hacia su persona, incluso el deseo de que le ocurra algún daño o desgracia, dejando a un lado cualquier aliciente moral para evitar pensar así. Las redes sociales jugaron un papel muy importante en la información y contenido de las acciones y temas de gobierno; en estas muchos encontraron la forma de participar activamente en la política, las políticas públicas y hasta en el plan de gobierno con sus aportaciones, análisis y recomendaciones, unas desinformadas, otras informadas y hasta especializadas.
Es interesante destacar que la seguridad (abrazos no balazos), la participación de las mafias criminales (narcotráfico), el sistema de salud, los programas sociales, la corrupción, el estado de Derecho, la democracia, la pobreza, las políticas públicas, la economía, el dólar, los migrantes, las medicinas, el IMSS, el AIFA, el tren Maya, el Corredor Interoceánico, la Refinería Dos Bocas, el Tren Interurbano, la Suprema Corte de Justicia, el Instituto Nacional Electoral, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, los Derechos Humanos, el Poder Judicial, entre otros muchos rubros, son los principales argumentos para señalar y concluir que vivimos el peor de los sexenios de toda la historia, con el presidente más deficiente y deshonroso que ha existido en la humanidad. Así lo afirman quienes odian al hombre que en unos días dejará la presidencia de México.
Argumentando con exactamente los mismos rubros están quienes aman a quien deja el gobierno. Ellos consideran que tuvieron la oportunidad de vivir el sexenio más fructífero de la historia, teniendo como líder a un ser único, admirable y casi divino que revolucionó y fortaleció el país como ningún otro; al hombre que enalteció y dio lugar a los pobres como nadie lo había hecho, y que deja las bases sólidas para lograr la gran transformación que prometió.
No es cuestión de debate, queda en la consciencia de cada uno. Como dice el dicho: “ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”. Debemos ser conscientes de los avances y logros de este espacio en la historia, así como de las muchas áreas de oportunidad que nos deben ocupar como país y como sociedad. Hay mucho por hacer, por lo pronto, en seis días, nos dice adiós o hasta pronto. Así lo pienso ¿y tú?
Juan Luis Montero García
Abogado Penalista
@JuanLuisMontero