Hace más de 2,000 años, la actual alcaldía más grande de la Ciudad de México fue hogar de Cuicuilco, la primera gran ciudad de la Cuenca del Valle de México. Un vibrante centro comercial y cultural, también fue tierra de rituales sagrados, donde los antiguos habitantes veneraban a Huehuetéotl, el dios del fuego. Paradójicamente, fue ese mismo fuego, de la erupción del volcán Xitle, el que terminó con la gran ciudad.
Pero la historia no terminó ahí. Esta tierra firme no es de finales, es de inicios y transformaciones. Tras las cenizas surgieron nuevos pueblos que hicieron florecer una cultura viva y resistente. Esa resiliencia sigue presente hoy, en una alcaldía que ha sido testigo y partícipe de grandes luchas y cambios a lo largo de la historia. Desde la Revolución Mexicana hasta la huelga histórica de las mujeres en Peña Pobre, Tlalpan siempre ha sido cuna de movimientos valientes, de resistencias que han dejado huella.
Hoy, Tlalpan sigue siendo una tierra fértil y llena de vida. Es el pulmón verde de la Ciudad de México, con vastas áreas de conservación y montañas que nutren tanto nuestro entorno natural como nuestro espíritu. Aquí conviven pueblos originarios, profundas tradiciones y una comunidad que siempre mira hacia el futuro. Tlalpan es, sin duda, una tierra de inicios, donde naturaleza, cultura e historia se entrelazan para crear un futuro lleno de posibilidades.
A unos días de asumir el gobierno, no puedo evitar sentir una mezcla de emoción y responsabilidad. Me entusiasma el reto que tenemos por delante, pero también sé que la expectativa es grande. Queremos transformar la realidad de la gente, mejorar su calidad de vida, y eso requiere tiempo, trabajo y, sobre todo, una visión clara de hacia dónde vamos.
Por eso, este gobierno ha decidido asumir el reto con una trilogía de transformaciones, una por cada año de gestión. Entendemos que gobernar no es un proceso homogéneo; no se puede gobernar igual el primer año que el segundo o el tercero. Cada etapa necesita un enfoque distinto, adaptado a los tiempos y las necesidades.
El primer año, bajo el lema "Nuestra Casa se Transforma", nos enfocaremos en fortalecer los cimientos. Aunque no se verán grandes obras, trabajaremos en lo esencial, ajustando lo que no se ve a simple vista pero que es crucial para que todo funcione.
En el segundo año, con el lema "Hechos que Transforman", comenzaremos a ver los primeros resultados tangibles. Las obras, proyectos y acciones serán visibles, y la gente podrá percibir cambios reales que impactarán su vida cotidiana. Será un año de resultados.
Finalmente, en el tercer año, con "Viviendo la Transformación", los grandes proyectos planeados se materializarán. Proyectos de movilidad, espacios públicos y nuevas áreas de esparcimiento estarán listos para que la gente disfrute los beneficios de lo que hemos trabajado desde el primer día.
Tlalpan es una tierra de inicios, de resiliencia y de transformación. Y hoy estamos a punto de escribir una nueva página en su historia. Comienza la primera parte de esta transformación.
POR GABRIELA OSORIO HERNÁNDEZ
ALCALDESA ELECTA DE TLALPAN
@GABYOSORIOHDZ
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