En contraste con los hechos del 5 de abril de este año, cuando el gobierno de Ecuador invadió la embajada mexicana para capturar a un delincuente allí arrinconado en espera de asilo y alzamos el grito al cielo, y acudimos a la Corte Penal Internacional (para nada), la administración Biden se metió al territorio sinaloense, secuestró a un ciudadano mexicano y lo refundió en una cárcel de Texas con ayuda de conocido narco.
Y el gobierno mexicano, con todo y su revolución de las conciencias y sus vítores septembrinos a la soberanía nacional, no hizo nada. Cuando mucho, exhibió su impotencia exigiendo información y congeló al embajador sombrerudo.
El presidente de México, el muy nacionalista Andrés Manuel L.O., se quejó en tonos gemebundos porque no le habían informado, pero nunca por la incursión violatoria. Es como si una mujer violada presentara denuncia porque no le informaron, en lugar de hacerlo por el delito.
Pero si Gastón García Cantú dedicó un tomo magnífico sobre las invasiones americanas a este país, lo ocurrido con el señor Zambada y todo cuanto hasta la saciedad conocemos, a este gobierno le parece nada más una simple “falta de coordinación”, agravada por la desdeñosa falta de información amplia.
Si la información es poder; no tenerla es carecer de poder. Las palabras del Presidente (todavía) y el eco de ellas en boca de la futura Presidenta, no contienen las palabras soberanía, ni violación.
En el caso ecuatoriano rompimos relaciones. Con Estados Unidos, declaramos una pausa con la embajada. Y ya.
“…“No puede ser correcto (el operativo estadounidense de secuestrar al ciudadano Zambada) porque asesinaron personas, fue totalmente ilegal, y estaban esperando al señor Mayo agentes del Departamento de Justicia…”, dijo nuestro gran timonel.
Y como decía aquel niño cuando miraba el horizonte de su prometida y vasta herencia ranchera:
—¿Y la soberanía, apá?
Pero si esa jeremiada presidencial no fuera suficiente para avergonzar a cualquiera, especialmente cuando el “extraño enemigo” Masiosare, deja nuestro suelo profanadísimo, llega de inmediato el eco del mismo rollo analítico y parcialmente acusatorio, pues nuestra futura Jefa de Estado, doña CSP, repite:
“…que el gobierno de Joe Biden (Contralínea) es “corresponsable” de la crisis de violencia en Sinaloa por el “operativo” que ejecutó el pasado 25 de julio para detener en su territorio a El Mayo y a Joaquín Guzmán López, hijo de El Chapo, sin informar a México”.
—¿Y cómo pudo ejecutar ese operativo —ahora reconocido atropello a la soberanía—, sin conocimiento de México y bajo sus narices?
Pues porque lo consideran una limpieza en el patio trasero o delantero, como ha dicho Biden.
POR RAFAEL CARDONA
COLABORADOR
@CARDONARAFAEL
MAAZ
