DEFINICIONES

AMLO, se va, se va…

El presidente dio su último discurso en el Zócalo. Repitió lo de siempre. Lo que no dijo fue que deja a la próxima presidenta un camino minado

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de México
Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

El presidente López Obrador ha comenzado a despedirse.

A 28 días del fin de sexenio, apenas se aproxima lo más complejo para él: el año siete. Ese en el que los mantras repetidos una y otra vez, no serán suficientes, porque no es lo mismo estar en el ejercicio del poder, que haberlo entregado; ni ser presidente, que expresidente.

“Llamo a todos los mexicanos a la reconciliación y a poner por encima de los intereses personales el interés general”, dijo en el Zócalo de la CDMX la noche de su arrollador triunfo presidencial, el domingo 1 de julio de 2018.

Seis años y dos meses más tarde, en su último discurso como presidente en el Zócalo, López Obrador dijo muchas cosas, pero es indudable que no abonó a la reconciliación de los mexicanos -en todo caso, en no pocos terrenos, se profundizó la división- ni tampoco antepuso el interés general al personal. Su gobierno se trató de él y su popularidad; de su legado. Él lo controló todo, de principio a fin.

El último mitin de quien durante décadas tomó esa plaza pública más que nadie fue el inicio de la despedida.

AMLO repitió las frases hechas; los clásicos que los suyos aplauden. Enlistó lo que considera logros de su gobierno, aunque mucho de lo enunciado son medias verdades o mentiras completas.

El país que deja no es el que su fantasía vende. Sus otros datos no pueden esconder lo que hereda. México es el país de los 200 mil asesinados y las más de 100 mil personas desaparecidas. Es uno donde millones de niños no tienen vacunas y cientos de miles de mexicanos murieron por la negligente gestión de la pandemia.

No es el que tiene el mejor sistema de salud pública del mundo. Es un país donde los aplaudidores son apapachados por el poder y los críticos son atacados para silenciarlos. Un México donde las Fuerzas Armadas son más poderosas que nunca, participan en todos los proyectos estratégicos y el principal cuerpo de seguridad civil, la Guardia Nacional, se ha convertido en uno militar.

Uno donde las heridas abiertas no cerraron y las promesas no se cumplieron: Ayotzinapa sigue como asignatura pendiente 10 años después de la desaparición de los 43. No somos una nación con Fiscalías más fuertes, ni con Ministerios Públicos más eficaces, tampoco uno donde las policías de investigación se profesionalizaron. No se acabó con la corrupción ni se terminaron los negocios al amparo del poder. Segalmex y los incontables señalamientos hacia los hijos del presidente opacan al discurso triunfalista que Palacio Nacional se empeña en vender.

AMLO le deja a Claudia Sheinbaum peligrosos regalos de bienvenida. La incertidumbre económica, la desconfianza de inversionistas y empresas (nacionales y extranjeros), la volatilidad del peso, la fragilidad del estado de derecho y la desconfianza de nuestros principales socios comerciales, EU, son solo botones de muestra.

La extinción de órganos autónomos amenaza la revisión del T-MEC, que llama a la puerta, y la andanada contra el Poder Judicial, disfrazada de reforma constitucional, enciende los focos rojos entre los capitales que generan empleo, crecimiento y prosperidad, y piden reglas claras, un marco jurídico solido e instituciones fuertes, para invertir.

López Obrador ya se va. Pero lo que hereda es un camino repleto de obstáculos para su sucesora, un territorio minado con muchos y muy diversos riesgos.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN    

M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM                          

@MLOPEZSANMARTIN 

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