COLUMNA INVITADA

La mejor defensa, el ataque

Kamala Harris y su equipo han comenzado a desmontar las mentiras de Donald Trump en tiempo real, exponiéndolo y, en muchos casos, ridiculizándolo

OPINIÓN

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Pedro Ángel Palou / Colaborador / Opinión El Heraldo de México
Pedro Ángel Palou / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Heraldo de México

La campaña de Kamala Harris ha encontrado una estrategia efectiva para enfrentar a Donald Trump: utilizar sus propias palabras en su contra. Con una táctica de respuesta casi diaria, Harris y su equipo han comenzado a desmontar las mentiras de Trump en tiempo real, exponiéndolo y, en muchos casos, ridiculizándolo. Este enfoque ha resultado particularmente eficaz, ya que ha puesto a Trump en una posición defensiva, provocando que se salga de su guion habitual en sus mítines y cometa errores que debilitan su imagen ante sus seguidores.

Un ejemplo reciente de esta estrategia ocurrió cuando Trump visitó lo que él llamó el “muro de Trump”, solo para que el equipo de Harris señalara rápidamente que el fragmento que visitó fue, en realidad, levantado durante la administración de Barack Obama. La reacción de Harris fue contundente: “Trump sigue construyendo “castillos en el aire”, y ahora resulta que ni siquiera puede reconocer el trabajo de su predecesor. No es sorprendente que su legado sea tan inconsistente como sus promesas”.

Además de este tipo de respuestas rápidas, el equipo de Harris ha estado realizando un exhaustivo trabajo de “fact-checking” sobre las declaraciones de Trump, desmantelando sus afirmaciones falsas con hechos verificables. En uno de sus mítines, Trump repitió la afirmación de que los migrantes que llegan a Estados Unidos son en su mayoría “criminales y personas liberadas de hospitales psiquiátricos”. Harris no tardó en responder con datos: “La realidad es que la gran mayoría de los migrantes buscan seguridad y una vida mejor para sus familias. Trump quiere que olvidemos la humanidad de estas personas y nos dejemos llevar por el miedo”.

Esta táctica no solo ha servido para contrarrestar las mentiras de Trump, sino también para explotar sus puntos vulnerables. Cada vez que Trump se desvía de su guion, su retórica se vuelve más errática, y Harris ha sabido capitalizar esos momentos para ridiculizarlo aún más. Por ejemplo, después de que Trump confundiera varias veces a los líderes de países europeos en un discurso, Harris comentó: “Es preocupante cuando el supuesto líder del mundo libre no puede ni recordar los nombres de sus aliados. Es un reflejo de la desconexión total que tiene con la realidad”.

El impacto de esta estrategia ha sido evidente en los recientes mítines de Trump, donde su discurso ha perdido la cohesión que solía tener, y sus errores se han vuelto más frecuentes. Al enfrentarse a una campaña que no solo lo confronta directamente, sino que también se burla de sus incoherencias, Trump ha mostrado signos de frustración. En lugar de mantenerse enfocado en sus temas habituales, ha empezado a improvisar de manera errática, lo que ha llevado a más errores y contradicciones. La gente se sale cuando él está hablando o se muestra bostezando, lo que es clara señal de que su mensaje suena ya viejo, hueco y poco emocionante, políticamente hablando.

La campaña de Kamala Harris ha demostrado que la mejor manera de enfrentar a Trump no es solo criticando sus políticas, sino también exponiendo la fragilidad de su narrativa. Al utilizar sus propias palabras en su contra, Harris no solo ha socavado la credibilidad de Trump, sino que también ha logrado establecer un contraste claro entre su visión de futuro y el caos que Trump representa. Tim Walz, por su parte, no ha escatimado en palabras al señalar lo “raro” que resulta el equipo cercano de Trump, con JD Vance a la cabeza. En varios eventos de campaña, Walz ha cuestionado la coherencia y autenticidad de Vance, recordando cómo su transformación de crítico a defensor de Trump lo ha convertido en una figura caricaturesca.

El próximo debate programado para el 10 de septiembre ha levantado dudas sobre la disposición de Trump para enfrentarse a Kamala Harris. La idea de debatir con Harris lo intimida. Harris, con su experiencia como abogada criminalista, representa una amenaza única para Trump, alguien capaz de ponerlo en aprietos no solo con argumentos políticos, sino con la precisión de un interrogatorio legal. Trump, quien ya ha sido declarado culpable en al menos dos casos judiciales, enfrenta la posibilidad de ser sentado en el “banquillo político” por primera vez, y es evidente que el prospecto de ser desafiado por Harris lo tiene inquieto. ¿Será cuestión de tiempo antes de que su invulnerabilidad política se derrumbe?

POR PEDRO ÁNGEL PALOU
COLABORADOR
@PEDROPALOU

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