AGENDA LEVANTINA

La guerra y el dilema de Kamala Harris

Tras varios meses de negociaciones, no se logró llegar a un acuerdo para poner fin a la devastadora campaña militar de Israel en Gaza

OPINIÓN

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Marta Tawil / Agenda Levantina / Opinión El Heraldo de México
Marta Tawil / Agenda Levantina / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La demócrata hereda la decepción de parte del electorado estadounidense propalestino.

Tras varios meses de negociaciones, no se logró llegar a un acuerdo para poner fin a la devastadora campaña militar de Israel en Gaza o para liberar a los últimos rehenes secuestrados por Hamás el 7 de octubre pasado. Los principales puntos conflictivos en las conversaciones, mediadas por Estados Unidos, Egipto y Qatar, se referían a la presencia israelí en el “Corredor de Filadelfia”, una estrecha franja de tierra de 14.5 kilómetros a lo largo de la frontera sur de Gaza con Egipto. Sin embargo, Washington sigue negándose a presionar a su aliado israelí lo suficiente para obligarlo a un alto el fuego.

El presidente Joe Biden ha jugado algunas cartas para convencer al primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. Ha aprobado ventas de armas por valor de casi 20 mil millones de dólares (la transacción incluye alrededor de cincuenta aviones de combate F-15, decenas de miles de proyectiles de mortero y tanque, sofisticados misiles aire-aire y vehículos tácticos), desplegado tropas y equipo militar en Medio Oriente, lanzado algunas amenazas veladas a su aliado israelí, y activado los canales de comunicación existentes con Irán para dar una oportunidad a la diplomacia en Gaza.

Por su parte, el 19 de agosto, al autorizar un panel sobre derechos humanos palestinos en la Convención Nacional Demócrata, Kamala Harris atendió a los cientos de miles de votantes primarios demócratas que votaron “no comprometidos” en protesta por la postura del partido sobre Israel. Pero la empatía mostrada por el campo demócrata hacia los palestinos es mera formalidad. Aunque es más simbólico, Estados Unidos podría, como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, negarse a utilizar su veto contra las resoluciones que condenan a Israel, como lo hizo en marzo pasado.

Otro expediente en el que podría pesar la posición de Estados Unidos es la solicitud de que la Corte Penal Internacional emita órdenes de detención con relación al genocidio en Gaza, dirigida en particular a Benjamín Netanyahu. Pero ni el presidente Joe Biden, ni la vicepresidenta y candidata del Partido Demócrata (PD) a las elecciones, Kamala Harris, consideran esas opciones, mucho menos la opción de un embargo de armas contra Israel. Los estadounidenses, para quienes Gaza representa una brújula en estas elecciones, parecen tentados por el Partido Verde, que ha aumentado los llamamientos a un alto el fuego, al tiempo que apoya iniciativas de boicot y desinversión contra Israel.

Las sorprendentes impavidez y reticencias ante cualquier posibilidad de castigar a Israel traducen la cobardía moral de una gran parte del establishment político estadounidense y aceleran el proceso hacia el precipicio, aunque, paradójicamente, Estados Unidos no desea involucrarse hoy en un conflicto regional a gran escala. Pronto tendrá que elegir.

POR MARTA TAWIL

INVESTIGADORA DEL COLMEX

MAAZ