ESCRIBIR CON LUZ

Fotolibros

Dentro de la categoría de libros fotográficos, Flor Garduño presenta una obra monumental que condensa 45 años de trabajo

OPINIÓN

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Cynthia Mileva / Escribir con luz / Opinión El Heraldo de México
Cynthia Mileva / Escribir con luz / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

¿Y sí has leído todos estos? Es una de las preguntas látigo, que azota a los amantes de los libros cuando un nuevo visitante entra en sus terrenos librerosos.

La respuesta honesta no suele ser un monosílabo, porque cuando la biblioteca personal es tan numerosa como diversa, cada ejemplar es tratado de manera distinta. Hay libros narrativos, como los guerreros de bolsillo que no temen viajar en metro o librar una batalla con el plumón fosforescente, y que se leen de principio a fin -en un par de sentadas, según el argot-. 

Los abuelos del teléfono inteligente, esos libros técnicos, enciclopédicos o los “encuerados” antiguos que se abren sólo por consultas esporádicas, en una especie de arqueología de la duda. Luego están esos libros fetiche que nos hacen caer en la tentación consumista por enamoramiento fulminante y que no suelen leerse convencionalmente, más bien se escudriñan por su diseño exótico o alguna gracia de forma o contenido…

Dentro de este universo editorial, el tema fotográfico es basto; teoría, técnica, ficción, fotolibros, experimentales y por supuesto aquellos que además de bellos, se vuelven suspensiones del tiempo en las manos, o arenosos como los de Borges, una sensación que provocan los libros de la maestra Flor Garduño. Una de las fotógrafas que más ha lucido su trabajo en una variedad de publicaciones y ediciones internacionales que terminan por ser un viaje a la altura del ISO de su mirada.

Senderos de vida es el título de su reciente libro a cargo de Ediciones Tecolote, que hace unos días presentó en la FILAH, una espectacular edición de gran formato que revisa la magia de su lente en 45 años de carrera. Reconocemos el valor de Flor Garduño y el arduo trabajo de todo el equipo que hizo posible que un libro tan bello pudiera ver la luz, en un momento en que el monitor deslumbra.

POR CYNTHIA MILEVA  

CYNTHIA.MILEVA@HOTMAIL.COM 

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