PORTAZO

La mala salida los persigue

El Presidente más telúrico en los últimos años, quien para muchos ha sido un rayo de esperanza, como líricamente se definió a sí mismo, genial agitador político y gran destructor de instituciones, camina a tumbos por el sendero final de su mandato

OPINIÓN

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Rafael Cardona / Portazo / Opinión El Heraldo de México
Rafael Cardona / Portazo / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Parece una maldición, pero la mala salida, como dicen algunos actores, el lamentable cierre del último acto persigue a los presidentes en México y en otras partes del mundo.

Es una evidencia de lo fugaz e incierto del poder. Recibidos con júbilo y despedidos con desprecio.  Hasta De Gaulle y Churchill perdieron al final.

No podemos olvidar cómo Nixon, renunció con vergüenza eterna después de haber ganado la reelección con el mayor margen de sus tiempos. Y poco se puede agregar a los escándalos finales de Clinton o el desastre de Trump en el asalto al Capitolio después de perder la reelección. El porvenir es aparte.

En México Díaz Ordaz termina en medio de una admisión pública (viril pero lamentable),  de su completa responsabilidad frente al movimiento estudiantil del 68 cuya naturaleza jamás entendió ni pudo resolver sin sangre. Con sangre tampoco lo solucionó y hasta hoy pagamos las consecuencias.

Un caso dramático de un final horrible fue el de Jolopo. Elevado casi hasta la idolatría con una promesa inaugural genialmente presentada, a pesar de haber sido candidato único, lo echaron con ladridos de perro fracasado. Para compensar el descrédito arruinó el futuro económico y estatizó la banca.

Hoy, el presidente más telúrico en los últimos años quien para muchos ha sido un rayo de esperanza como líricamente se definió a sí mismo en tiempos pasados, genial agitador político y gran destructor de instituciones, camina a tumbos por el sendero final de su mandato. Paradójicamente de la mano con su hasta ahora dócil heredera (o sucesora), su ruta está bordeada de zarzas y espinas.

Su caprichoso proyecto vengativo, antijurídico y antihistórico para suprimir la autonomía y capacidad del Poder Judicial (reforma deformante), ha sido visto con desinterés por la gayola sumisa e incapaz de entender algo más allá de la pensión del bienestar en todas sus formas, pero censurada por tirios y troyanos.

Hasta una potencia poco desdeñable ha advertido el peligro. Los Estados Unidos en voz del embajador Ken Salazar advierten el contenido antidemocrático y los peligros de una salvajada de esta naturaleza.

Hoy se quejan --además--, los juristas, los expertos en ciencia social, los empresarios temerosos de perder cualquier posibilidad defensiva en el futuro, los trabajadores del PJ y hasta los abogados de medio pelo o cabellera completa. ¿Están todos equivocados?

Y junto a eso la escrituración abusiva del Congreso, la desaparición de los órganos autónomos y la militarización final de la (in) Seguridad Pública.  

Hasta el excombatiente del indigenismo autogobernado, lo tunde antes de verlo llegar, por el resto de sus años --en un falso exilio--, a vivir cerca de los dominios zapatistas.

POR RAFAEL CARDONA

COLABORADOR

@CARDONARAFAEL

MAAZ