Por sus propias características, los sistemas agroalimentarios en el mundo son frágiles y las cadenas de suministro están bajo presiones cada vez mayores. Los conflictos geopolíticos y los fenómenos climáticos extremos están afectando la forma en que producimos, suministramos y consumimos nuestros alimentos.
Sabía usted, por ejemplo, que el 75 por ciento de los alimentos del mundo depende de solo 12 especies de plantas y cinco de animales, lo que resulta en una mayor vulnerabilidad a los impactos globales.
Ante esta problemática, en 2021 la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) puso en marcha la iniciativa: Un país un producto prioritario, para transformar y hacer resilientes los sistemas agroalimentarios.
¿Cuál es el objetivo?
Construir cadenas de valor agroalimentarias más sostenibles, aumentar el acceso de la población mundial a dietas saludables, combatir la desnutrición, mejorar la calidad de vida de los agricultores, disminuir pérdidas y desperdicio de alimentos y minimizar los efectos negativos en el ambiente.
Y aquí los productos agrícolas especiales juegan un papel central, ya que poseen cualidades únicas, ventajas geográficas, prácticas agrícolas específicas y patrimonios culturales para alcanzar esos objetivos.
Hablamos, por ejemplo, de la jaca en Bangladesh, la palmera de dátiles en Egipto, el banano en Malawi, el cacao en Trinidad y Tobago y la cereza común en Uzbekistán.
¡Y la buena noticia es que a esta lista se sumará el amaranto mexicano!
Y es que el amaranto y otros cultivos ancestrales de México tienen potencial para mejorar las condiciones de vida de los productores y contribuir a la seguridad alimentaria, la nutrición y el bienestar de la población en México y en el mundo.
¿Cuáles son las ventajas del amaranto?
Para empezar, se cultiva en superficies reducidas, menores a una hectárea y bajo sistemas agrícolas tradicionales como la milpa y las chinampas.
Además, es el producto de origen vegetal más completo y una de las fuentes más importante de proteínas, minerales y vitaminas naturales: A, B, C, B1, B2, B3, así como de ácido fólico, niacina, calcio, hierro y fósforo.
Este grano era utilizado para la realización de transacciones, lo consideraban sagrado porque resistía las sequías, y además como alimento proporcionaba vigor, así que era consumido por los guerreros para incrementar su fuerza.
La próxima vez que consuma algún platillo con este grano o simplemente deguste una alegría de amaranto, recuerde que ya forma parte de los productos que transformarán el campo mexicano y del mundo.
POR MARIANA OTERO BRIZ
COLABORADORA
@BRIZCOCHO
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