COLUMNA INVITADA

Aranceles a China

Hace unas semanas el gobierno de Joseph Biden anunció medidas para combatir lo que su gobierno

OPINIÓN

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Gustavo de Hoyos Walther / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México
Gustavo de Hoyos Walther / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Hace unas semanas el gobierno de Joseph Biden anunció medidas para combatir lo que su gobierno considera una práctica de comercio injusta que estaría practicando el gobierno chino a través de México.

Como es de conocimiento general, la estructura del comercio de nuestro país se ha fundado en gran medida en compensar nuestro déficit con China con nuestro superávit con Estados Unidos. Una de las maneras en que esto ocurre de forma más evidente es en las importaciones que México ha hecho de acero y aluminio chino que posteriormente se incorpora a una serie de productos que luego se exportan a Estados Unidos.

Es precisamente esta práctica la que el gobierno estadounidense intenta frenar. Para ello, Biden ha ordenado, dentro del marco de T-MEC, que se fije un arancel del 25 por ciento a sus importaciones de acero y de 10 por ciento a sus importaciones de aluminio que no hayan sido fundidos o vertidos en México o Canadá.

La puesta en marcha de estas medidas tendrán un impacto importante en el comercio chino en América del Norte.

El gobierno mexicano ha respondido - a través de su Secretario de Hacienda y no el de Economía - que planea imponer aranceles a productos chinos y justifica esta decisión diciendo que China no nos compra en el mismo nivel en que nos vende. El argumento se parece mucho al que formula Trump en Estados Unidos y otros líderes en varias regiones del mundo. Con esto, el gobierno mexicano estaría ingresando a una batalla global contra el libre comercio.

Esto implicaría una transformación del paradigma tradicional de México puesto en marcha desde 1994. Hay que decir que México es el país que ha suscrito más tratados de libre comercio en todo el planeta. Se dice fácil, pero esto ha sido un gran logro de nuestra política comercial hasta ahora. No obstante, sería esencial investigar las causas por las cuales esta agresiva estrategia comercial no se tradujo en un mayor crecimiento económico durante los gobiernos de la transición.

La política de sustitución de importaciones de productos chinos tendría como consecuencia, de acuerdo con el Presidente, un incremento en el empleo y en las exportaciones de México a Estados Unidos y Canadá.

Esto está por verse. Antes que nada, existe el problema de la falta de capacitación de la mano de obra en lo que respecta a procesos productivos de vanguardia. México, desgraciadamente, no es de los países líderes en educación tipo STEM, crucial para adecuarnos a la cuarta revolución industrial.

Lo que podría proponerse, como alternativa a la sustitución de importaciones a productos chinos podría ser la diversificación de ellas, pero con esquemas de inversión que pudieran beneficiarnos. Se podría establecer un esquema con países como Japón, Corea del Sur o Taiwán para que inviertan en México y nos puedan transferir su tecnología, por ejemplo en el mercado de los semiconductores. A la par, se pueden establecer acuerdos de intercambio científico y tecnológico con estos países y otros más. De cualquier manera, sería mala idea cerrar México al mundo.

POR GUSTAVO DE HOYOS WALTHER

FUNDADOR DE SÍ POR MÉXICO Y UNID@S

@GDEHOYOSWALTHER

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