REFLEXIONES CONSTITUCIONALES

Segundas partes nunca fueron buenas

Esta tersa transición es positiva para el grupo en el poder, sin embargo, deja dudas

OPINIÓN

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Alfredo Ríos Camarena / Reflexiones constitucionales / Opinión El Heraldo de México
Alfredo Ríos Camarena / Reflexiones constitucionales / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

A nadie sorprendió la decisión unánime de los magistrados de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que otorgó el carácter de presidenta electa a la doctora Claudia Sheinbaum; no hay duda de que ganó abrumadoramente las elecciones.

El tema polémico en la discusión pública consiste en definir la relación política entre la nueva Presidenta y el saliente, pues aún perteneciendo al mismo partido pueden existir serias diferencias; recordemos a don Adolfo Ruiz Cortines en su discurso de toma de protesta y sus críticas —desde el primer día— al presidente Alemán; o la relación difícil entre Díaz Ordaz y López Mateos; entre el propio Díaz Ordaz y Echeverría; entre Echeverría y López Portillo; o, entre Salinas y Zedillo. Todos estos expresidentes militaban en la misma corriente y chocaron inclusive utilizando acciones penales, revanchistas e ilegales.

En esta ocasión lo que hemos observado es un intercambio de exagerados elogios mutuos. En efecto, López Obrador habla de la “giganta” que será la mejor Presidenta del mundo y, por su parte, Claudia Sheinbaum afirmó en su discurso del día 15 de agosto en el Teatro Metropólitan que López Obrador ha sido el mejor Presidente que ha tenido México en su historia.

Esta tersa transición es positiva para el grupo en el poder, sin embargo, deja dudas, no sobre la continuidad ideológica del proyecto –que es correcta—, sino sobre la ejecución caprichosa de la
política pública.

Más allá de las militancias políticas, es claro el panorama terrible de inseguridad y violencia, en donde los criminales han secuestrado al pueblo de México. La inseguridad no se resuelve con la frase de “queremos paz con justicia”, sino combatiendo el avance territorial y económico de las células criminales que afectan desde la producción agropecuaria —con el cobro de cuotas de extorsión— hasta el desarrollo armónico de la sociedad, y la obligación ineludible del Estado de otorgar seguridad a sus habitantes.

Los agujeros son muy grandes en salud, en educación, en justicia y economía. Por eso, la esperanza nacional se finca, no en el choque López Obrador-Claudia Sheinbaum, sino en la revisión a fondo de la planeación nacional.

No se puede, ni se debe, gobernar con caprichos. Por supuesto que hay aciertos como los programas sociales, la defensa de la soberanía, la participación clara del Estado en la política energética, en la que muchos estamos de acuerdo.

La nueva Presidenta tendrá que valorar —en su justa dimensión—, qué se debe continuar, qué se debe modificar y qué se debe abolir.

No se trata de amarrar navajas por odios partidistas o venganzas políticas, sino de reflexionar con sentido patriótico lo que conviene al futuro de la nación. 

Las líneas generales del discurso de Sheinbaum suenan coherentes y bien expresadas; pero una cosa son las generalidades y, otra cómo y con quién gobernar, pues enfrentará las divisiones internas de su partido y las intervenciones externas del imperio, que van desde la confesión de los narcos aprendidos, hasta la revisión del Tratado de Libre Comercio y los intereses hegemónicos a los que sólo les importan sus beneficios económicos, y no el progreso y bienestar del pueblo de México.

Repetir el uso de las mañaneras puede ser un error, porque el carisma no se hereda, ni el lenguaje se ajusta de manera similar a la comprensión popular. Segundas partes nunca fueron buenas.

POR ALFREDO RÍOS CAMARENA

CATEDRÁTICO DE LA FACULTAD DE DERECHO DE LA UNAM

PRESIDENTE DEL FRENTE UNIVERSITARIO LATINOAMERICANO (1958-1962)

VICEPRESIDENTE DE LA SOCIEDAD MEXICANA DE GEOGRAFÍA Y ESTADÍSTICA

MAAZ