COLUMNA INVITADA

Del petróleo a la Sostenibilidad, el nuevo rumbo energético de México

Uno de los desafíos más grandes es llevar energía eficiente y sostenible al campo mexicano

OPINIÓN

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José Narro Céspedes / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México
José Narro Céspedes / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

En la actualidad, estamos inmersos en un proceso de transformación energética que, aunque tardío, es crucial para el futuro de México. Durante décadas, nuestro país se sustentó en el petróleo, una fuente de ingresos significativa que permitió alcanzar una producción de hasta 3 millones de barriles diarios. Sin embargo, estos ingresos no se utilizaron adecuadamente para impulsar una transición energética sostenible, lo que ha generado un desfase en nuestra capacidad para adaptarnos a las nuevas fuentes de energía.

 La falta de inversión en tecnologías más limpias y eficientes, como la energía hidráulica, ha llevado a que muchas de nuestras grandes presas, situadas en estados clave como Chiapas, Oaxaca y Sinaloa, se encuentren subutilizadas. En su momento, se optó por el petróleo debido a su bajo costo, pero el tiempo ha demostrado que esta decisión no ha sido la más prudente a largo plazo.

Hoy en día, México se encuentra en una carrera para actualizar su infraestructura energética y reducir su dependencia de los combustibles fósiles. La reciente construcción de la principal planta de energía solar y la modernización de presas para la generación de energía hidráulica son pasos significativos en esta dirección. La Comisión Federal de Electricidad (CFE) juega un papel crucial en este proceso, asegurando la distribución de energía a todos los rincones del país y, además, extendiendo su alcance a la red de fibra óptica, lo cual es fundamental para el desarrollo digital y la conectividad.

Uno de los desafíos más grandes es llevar energía eficiente y sostenible al campo mexicano. Actualmente, hay cerca de 100 mil pozos de riego subsidiados con una inversión anual significativa. La meta es transformar estos pozos para que utilicen fuentes de energía alternativas, lo cual podría reducir costos y mejorar la eficiencia en la producción agrícola. Este esfuerzo se alinea con el objetivo de duplicar la cantidad de hectáreas sembradas, un proyecto vital para la seguridad alimentaria del país. La integración de nuevas tecnologías de generación de energía en el campo no solo permitirá una mayor productividad, sino que también contribuirá a la soberanía energética y alimentaria de México.

En conclusión, el reto de la transición energética en México es grande, pero los pasos dados hacia la modernización de nuestra infraestructura y la integración de energías renovables son alentadores. La consolidación de la CFE como el principal mecanismo de distribución de energía y el impulso de tecnologías limpias en el campo son fundamentales para asegurar un futuro más sostenible y autosuficiente. La convergencia entre la soberanía energética y alimentaria es esencial para el desarrollo integral del país, y con el compromiso adecuado, México puede superar los desafíos y avanzar hacia una era de mayor eficiencia y equidad en el uso de sus recursos energéticos.

POR JOSÉ NARRO CÉSPEDES

COLABORADOR

@NARROJOSE

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