HORIZONTE GLOBAL

La política climática: un reto para Harris

En un ambiente tan polarizado como el de EU, la crisis climática representa un reto significativo para Kamala Harris

OPINIÓN

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Isabel Studer / Horizonte Global / Opinión El Heraldo de México
Isabel Studer / Horizonte Global / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Heraldo de México

En un ambiente tan polarizado como el de EU, la crisis climática representa un reto significativo para Kamala Harris, quien debe equilibrar su destacada trayectoria en la justicia climática con la necesidad de atraer votantes de estados críticos que aún dependen de la extracción de combustibles fósiles.

Harris ha demostrado una firme posición en la justicia ambiental y la regulación de grandes contaminadores desde que era fiscal general de California. Ha demandado a compañías petroleras, creado la primera oficina de justicia ambiental y promovido políticas para reducir la contaminación del transporte.

Durante su campaña por las primarias presidenciales, apoyó el Green New Deal y se pronunció contra el fracking, ganando el apoyo de líderes ambientalistas y organizaciones como Sierra Club y el Natural Resources Defense Council. Harris ha atraído significativo apoyo financiero para su campaña, incluyendo 100 mil dólares en pequeñas donaciones, lo que demuestra una base de votantes comprometidos, particularmente las juventudes.

La administración Biden-Harris ha logrado avances con la Ley de Reducción de la Inflación (IRA), destinando más de 300 mil millones de dólares a energías limpias y buscando reducir las emisiones de carbono en un 40% para 2030. Esta ley ha restablecido regulaciones ambientales debilitadas por el gobierno de Trump y promovido la electrificación del transporte y la energía solar.

Pero Biden también otorgó concesiones a la industria de combustibles fósiles, como la aprobación del controvertido proyecto Willow en el Ártico y la continuación de concesiones en tierras federales. La producción de petróleo y gas en EU ha alcanzado su máximo histórico, reflejando una ambigüedad en la postura del gobierno y planteando interrogantes sobre su capacidad para equilibrar el desarrollo de energías limpias con la poderosa industria de combustibles fósiles.

La oposición de Trump a la lucha climática y la presión de los intereses petroleros en contra de la transición energética complican el panorama electoral. Los republicanos han utilizado las posturas de Harris contra el fracking para atacar su credibilidad en estados clave como Pensilvania, el segundo productor de gas natural en EU.

Este ataque se centra en el argumento de que las políticas climáticas de Harris perjudicarán la economía local dependiente de los combustibles fósiles.

Aunque a través del IRA Biden-Harris apoyaron a estados productores de gas y carbón con fondos para el desarrollo de proyectos de descarbonización, gobernadores demócratas como Joe Shapiro (Pensilvania) y Andy Beshear (Kentucky), fuertes contendientes a ser compañero de fórmula de Harris, han aprobado políticas estatales menos liberales o incluso conservadoras en materia ambiental.

La necesidad de atraer estos estados críticos plantea la dificultad para Harris de mantener el apoyo de votantes progresistas y ambientalistas que demandan acciones más agresivas contra la crisis climática.

Aunque el cambio climático no será definitorio en la justa electoral, la elección determinará en gran medida la capacidad de EU para mantener el impulso hacia un sistema energético más limpio y liderar a nivel global la lucha climática.

POR ISABEL STUDER

 

PRESIDENTA DE SOSTENIBILIDAD GLOBAL

@ISASTUDER

MAAZ