En el contexto contemporáneo, buscar vender productos y servicios para acumular riqueza que nos permita satisfacer nuestros deseos es una fuerza colosal que mueve al mundo. La mala noticia es que ese ímpetu puede privarnos de sentido y dirigirnos hacia una vida cuya máxima aspiración es cumplir impulsos egoístas insaciables, sin fondo ni razón de ser más allá del placer momentáneo que generan.
Vender o trabajar solo por hacer dinero es una fuente de sufrimiento porque descuida necesidades biopsicológicas básicas, como aportar un bien colectivo trascendente, e incluso hará más difícil la venta misma. Con base en ideas freudianas y post-freudianas, una mente que no es capaz de amar, trabajar y sentirse orgullosa por ello es una mente patológica (enferma).
Consecuentemente, si lo que quieres es vender, la buena noticia es que un propósito fuerte que aporta un bien mayor representa un arma comercial sumamente potente y, además, te cargará con energía vital que resultará en una mente sana y te hará sentir pleno. Hoy en día, la empresa que no tiene un propósito claro más allá de acumular bienes es poco atractiva tanto para comprar sus productos o servicios como para colaborar con ella.
Desde una perspectiva evolucionista, esto sucede porque, como seres vivientes, estamos predispuestos genética y biológicamente a proteger las estructuras sociales y ecosistémicas que representan ventajas de supervivencia propias y colectivas, así como a la vida misma por ser parte de ella. Una de las diversas partes que conforman el Ser individual nos motiva a proteger el Planeta, la evolución, a otros seres vivientes y más. Aunque dicha fuerza se encuentre “dormida” frecuentemente, es parte de todos nosotros como seres humanos y nos importa.
Por estas razones, muchas de las empresas modernas más ricas y exitosas han adoptado una misión alineada con el bienestar vital y colectivo. Por ejemplo, Tesla no te vende solo autos, sino ser parte de un movimiento que busca hacer la transición hacia energías sustentables en el planeta lo más rápido posible. Esta idea conecta profundamente con nuestra psique como consumidores y nos hace valorar ese producto más allá de su funcionalidad.
Esto mismo sucede a nivel individual. Cuando las personas perciben que luchas por una gran causa que protege a otros y a la vida misma, entonces se sentirán motivadas para valorarte y apoyarte a cumplir tus objetivos. Por el contrario, los impulsos principalmente egoístas despertarán poco interés y encontrarán mucha resistencia.
Tanto para vender y hacer empresas exitosas como para conectar con las satisfacciones más trascendentes, es vital tener un propósito fuerte. Y tú, ¿por qué haces lo que haces?
Por Juan Carlos Chávez
Profesor de Creatividad y Etología Económica en el sistema UP/IPADE y autor de los libros Biointeligencia Estratégica (2023), Inteligencia Creativa (2022), Multi-Ser en busca de sentido (2021), Psico-Marketing (2020) y Creatividad: el arma más poderosa del Mundo (2019).