PERISCOPIO

El efecto Maduro y el sapo venezolano

Reconfiguración general de los liderazgos en Latinoamérica, y en particular de los de izquierda

OPINIÓN

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Raymundo Sánchez Patlán / Periscopio / Opinión El Heraldo de México
Raymundo Sánchez Patlán / Periscopio / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Reconfiguración general de los liderazgos en Latinoamérica, y en particular de los de izquierda, se desencadenó con la crisis en Venezuela, donde el presidente Nicolás Maduro intenta consumar un monumental fraude electoral, tipo Evo Morales en Bolivia, 2019, para repetir otros cinco años en la presidencia de ese país.

Los hechos ocurridos en Venezuela a raíz de los comicios han evidenciado qué mandatarios del subcontinente son demócratas y cuáles abrazan a los regímenes tiránicos y autocráticos, como el que representa el heredero político de Hugo Chávez.  

En el primer grupo se colocaron el chileno Gabriel Boric, el brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, el argentino Javier Milei, el tico Rodrigo Chaves, la peruana Dina Boluarte, el panameño José Raúl Mulino, el uruguayo Luis Lacalle, el dominicano Luis Abinader, el salvadoreño Nayib Bukele y hasta el colombiano Gustavo Petro.

Después de que la noche del domingo Elvis Amoroso, presidente del Consejo Nacional Electoral, dio por vencedor a Maduro sin mostrar ninguna prueba, todos esos mandatarios exigieron a las autoridades venezolanas transparentar las actas de la elección, desconociendo abierta o implícitamente los resultados mostrados por el organismo afín al chavismo.

En contraparte, se apresuraron a reconocer el supuesto triunfo de Maduro los gobiernos del cubano y heredero de los Castro, Miguel Díaz-Canel; el boliviano y alumno de Evo Morales, Luis Arce; el nicaragüense Daniel Ortega, quien lleva 17 años en el poder; y la hondureña Xiomara Castro, esposa del derrocado presidente José Manuel Zelaya.

En el caso de México, la cancillería a cargo de Alicia Bárcena fijó postura expresando que “confía en que la voluntad del pueblo venezolano expresada en las urnas sea respetada mediante un proceso de escrutinio transparente”.

Por su parte, el presidente Andrés López Obrador acusó, como el régimen chavista, “intervencionismo” en Venezuela y a su parecer no existen pruebas de un fraude en esa nación. Aunque, no se ha atrevido todavía a reconocer con todas sus letras a Maduro como vencedor de la elección.

Ese es justo el punto de quiebre en el que el brasileño Lula se consolida como líder latinoamericano y de las izquierdas regionales. Se sabe que, junto Petro, intentó emitir una declaración conjunta para pedir se den a conocer las actas de la elección. Intentó incluir a López Obrador…, sin éxito.

En cambio, ha trascendido que emisarios del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, contactaron al presidente brasileño para mantener la presión regional contra Maduro y su régimen, con lo que Lula se encumbra como el principal interlocutor confiable de América Latina con los estadounidenses.  

No sólo eso, sino que el carioca se coloca como el nuevo referente de la izquierda democrática latinoamericana, la que defiende las libertades y garantías de los pobladores y no los intereses de los tiranos y aspirantes a dictadores.

Y de paso evidenció el carácter tiránico que las “izquierdas” de Cuba, Nicaragua, Honduras y Bolivia, más ocupados en la defensa de sus amigos y patrocinadores económicos e ideológicos, que en la promoción del libre desarrollo de las personas sometidas a ese tipo de regímenes.

Más aún, Lula no llega sólo. Detrás de él viene el chileno Boric, prototipo de la nueva izquierda alejada de dogmatismos y fanatismos absolutistas, y más comprometida con la ampliación de las libertades ciudadanas nacionales y regionales.  

Es decir, le comieron toditito el mandado a nuestro prócer macuspano, cuyo sueño de unificar a las Américas al estilo Unión Europea fue boicoteado por su enamoramiento ideológico con los Castro, los Chávez y los Maduros.

Lo que, a decir verdad, ya es intrascendente, porque es muy probable que ese sapo venezolano se lo dejará en la mesa a la próxima presidenta Claudia Sheinbaum y a su canciller Juan Ramón de la Fuente.

Ellos decidirán si se lo tragan.

POR: RAYMUNDO SÁNCHEZ PATLÁN 

RAYMUNDO@ELHERALDODEMEXICO.COM         

@R_SANCHEZP 

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