El pasado domingo, cientos de miles de venezolanos acudieron a las urnas a depositar su voto por el cambio y por el fin de la dictadura de Nicolas Maduro. Los principales sondeos de opinión pública, mostraron una amplia ventaja para la oposición y la participación festiva y pacífica de los ciudadanos alentó las predicciones.
La víspera de la jornada electoral encendieron las alarmas, los expresidentes latinoamericanos y los observadores internacionales, identificados como adversarios del régimen, no pudieron despegar y la delegación del Senado de Chile fue deportada.
Pese a diversas irregularidades y presiones, el bravo pueblo de Venezuela mantuvo la participación y el ánimo, alentados por Maria Corina Machado y por el candidato presidencial Edmundo González. La máxima tensión se vivió cuando el Consejo Nacional Electoral (CNE), negó las actas de escrutinio a los representantes de la oposición y se detuvo el sistema electoral.
Observadores internacionales expresaron su preocupación por las irregularidades y cuestionaron el resultado como indicio de fraude: “El sistema electoral se detiene o se cae y sorprendentemente ganan la elección los defraudadores… alguna similitud con lo acontecido en Bolivia y otros países? dijo el senador boliviano Erik Morón.
Los datos del CNE, que refieren una participación del 59% y que dan la victoria al dictador Maduro por siete puntos, fueron cuestionados por observadores y líderes internacionales. El secretario de estado norteamericano Antony Blinken, declaró “serias preocupaciones que el resultado anunciado no refleje la voluntad ni los votos del pueblo”. El presidente chileno dijo: “los resultados son difíciles de creer” y se sumó a la exigencia de total transparencia.
Como era de esperarse, Rusia, Bolivia, Nicaragua, Cuba e Irán se desvivieron en elogios y reconocimientos. Otros países, como Mexico, guardaron un silencio cómplice.
Por su parte, la prensa internacional mantuvo muy relegada la información, los mayoría de los diarios internacionales publicaron notas informativas y pálidas referencias a las irregularidades presentadas.
El fraude electoral en Venezuela, confirma la deriva autoritaria que se vive en el mundo democrático bajo formas democráticas. Como bien afirma Daniel Innerarity: “El populismo de uno y otro signo ha ocupado el espectro democrático para justificar prácticamente todos sus excesos… las grandes utopías del siglo XX hoy viven dentro de debate democrático, los populismos de derecha, recrean el fascismo clásico; y los populismos de izquierda, impulsan nuevas dialécticas para superar el capitalismo”.
El fraude de Nicolas Maduro encarna la paradoja, la amenaza y a los autócratas que hoy quieren gobernar al mundo, refiere Anne Applebaum: “Cuando se suponía que en un mundo más abierto e interconectado, la democracia permearía a los estados autoritarios, nadie imagino que la autocracia y las ideas antiliberales permearían al mundo democrático.
Por ello, es preciso que la comunidad internacional levante la voz y aplique medidas efectivas para detener el abuso autoritario de Maduro. Es indispensable y urgente no dejar solo al pueblo venezolano, el respeto a su voluntad es el único camino a la paz.
POR MARCO ADAME
Analista y Consultor Político
@MARCO ADAME
MAAZ