El Buenas noches y buena suerte de Murrow en la época del macartismo queda en el recuerdo. Las palabras de los presentadores de noticias ya no mueven montañas. Hollywood ha retratado muy bien a estas figuras. En la película Money Monster (2016) vemos a un influyente líder de opinión en el ámbito financiero que con sus consejos (show) se convierte en un gurú para su audiencia. Vive en la cumbre del éxito hasta que aparece un cliente insatisfecho. Alguien que perdió todos sus ahorros en una inversión y busca venganza. El genio se convierte en víctima. Money Monster desnuda un sistema supeditado a una red de intereses en el que siempre pierden los más débiles.
El breaking news se esparce en todas las plataformas. No hay un sólo referente. Un tuit puede bastar para incendiar la pradera, para que el conflicto inicie. ¿A quién creerle? De acuerdo a las audiencias de YouTube (2,504 millones) y TikTok, (1,582 millones), por ejemplo, pareciera que el dilema está resuelto. La ciudadanía escogió la brevedad, el entretenimiento y que la oferta no termine. Y también nuevos rostros, nuevas formas de comunicar.
Los medios de comunicación están inmersos en una tormenta perfecta. Sus ingresos están en caída libre. Las viejas fórmulas dejaron de funcionar. Ya no hay recursos para cubrir guerras, mantener corresponsales en todo el mundo, trabajar en reportajes de largo aliento (hay Premios Pulitzer que representaron un año de trabajo). Sus competidores (el mundo digital vertiginoso) han puesto las nuevas reglas del mercado. Se abrieron espacios para contar nuevas historias, para encontrar ángulos “divertidos” y no sólo observar los pleitos y dramas de la arena pública.
Los nuevos protagonistas han sido recibidos, en algunos casos, con críticas y denostaciones por los medios tradicionales. En la película State of play (2009) el periodista de investigación, interpretado por Rusell Crowe se niega a colaborar con la bloguera de su mismo diario. No considera que su trabaja sea serio, cree que es información al vapor. Al final se dará cuenta que su labor es complementaria y que la tribuna es lo de menos.
El estudio más reciente del Instituto Reuters (Digital News Report) muestra que los ciudadanos están cada vez menos interesados en las noticias: “Al mismo tiempo, registramos un aumento en la evasión selectiva de noticias. Alrededor de cuatro de cada diez (39%) ahora dicen que a veces o con frecuencia evitan las noticias: son 3 puntos porcentuales más que el promedio del año anterior. Los incrementos más significativos ocurren en Brasil, España, Alemania y Finlandia”.
No es el fin de la palabra escrita. Aún hay quienes buscamos la edición impresa de las grandes cabeceras en el puesto de periódicos de la esquina. Una labor cada vez más complicada. Esperamos encontrar una jerarquización, un orden, en el torbellino que hay en el mundo digital. Ante los miles de ejemplares tirados en papel, TikTok nos deslumbra con videos de un par de minutos que pueden generar millones de visualizaciones. El estudio del Instituto Reuters es contundente (y no lo leí en papel): “El epicentro del consumo de noticias en video se da en las plataformas (72%) y no en los sitios web de los medios (22%), lo que incrementa los desafíos en torno a la monetización y la vinculación con la gente”.
POR DANIEL FRANCISCO
SUBDIRECTOR DE GACETA UNAM
@DFMARTINEZ74
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