Hay momentos en que no queda más remedio que recurrir a Catemaco. Una limpia con huevo de gallina negra puede acabar con las envidias que nos están haciendo la vida de cuadritos. Para Biden creo que ha llegado ese momento. Vaya infortunios que ha enfrentado el presidente de los Estados Unidos en las últimas semanas.
Todo comenzó con el debate de CNN, donde trastabillando y casi perdido se enfrentó al villano de villanos: Donald Trump. Bueno pensamos: cualquiera tiene una mala tarde y creíamos que ahí topaba la cosa. Pero, para asombro del mundo mundial, en la plenaria de la OTAN Biden confundió a Zelensky con ¡Putin!, para poco después decir que “si no pensara que el vicepresidente Trump (por Kamala Harris) sería un gran vicepresidente, nunca lo hubiera elegido”. El asunto comenzó a preocupar más en aquel momento, pero muchos pensamos que estaba nervioso y que cualquiera dice una cosa por otra.
Pero el problema no paró ahí, faltaba lo peor. Así que después del fallido atentado a Trump en Pensilvania —que le lastimó su orejita al más grande populista de todos los tiempos— comencé a pensar que la visita a Catemaco era un asunto importante que plantear incluso a la primera dama Jill Biden.
En medio de esta situación, ya de por sí muy difícil (y yo pensando si recomendaba el viaje al risueño poblado veracruzano o no), se esperaba que el posible candidato del partido demócrata pronunciara un discurso que lo mostrara fuerte, audaz y valiente para ir por todo en la ciudad de Las Vegas para quedarse ya tranquilamente con la candidatura demócrata. Para nuestra desgracia no contaba yo con la gravedad del embrujamiento que sufría el presidente de la primera potencia mundial porque, para acabarla de amolar, se contagió de COVID. Por lo tanto, estará varios días sin poder asistir a actos de campaña y estará recluido en sus habitaciones. ¡Uy!
Hablando muy en serio, la situación pinta feo para el mundo y también para México. Donald Trump se consolidó (ayudado por el atentado) y por unanimidad fue ungido como el candidato de los republicanos. Por si esto fuera poco, su compañero de fórmula J.D. Vance aparece como un personaje oscuro y tenebroso (modo Darth Vader), más hacia la derecha que Trump, quien en comparación con su candidato a vicepresidente hasta parece moderado. La parejita republicana sin lugar a duda amenaza desde ya a México, a los migrantes, a la equidad de género, a la comunidad LGBTQ+, al feminismo, a los derechos humanos, a las libertades y ambos no pueden desprenderse del tufo racista y misógino que hace temblar al más plantado.
¿Qué nos deparará el destino? Parece que tiempos muy difíciles. Aquí viviremos en un país en donde solo la palabra de los poderosos será la ley y allá, nuestros vecinos del norte padecerán un presidente autoritario que detesta a los mexicanos, entre otras cosas.
PD: No sé si Biden irá a Catemaco o no, pero yo sí sé que tengo cita con el brujo mayor. No vaya a ser el diablo.
POR TERE VALE
COLABORADORA
@TEREVALEMX
MAAZ