COLUMNA INVITADA

Charros contra los gobiernos posrevolucionarios

Ricardo Pérez Montfort relata en su obra "Estampas del nacionalismo popular mexicano" (1994)

OPINIÓN

·
Ignacio Anaya / Colaborador / Opinión El Heraldo de México
Ignacio Anaya / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ricardo Pérez Montfort relata en su obra "Estampas del nacionalismo popular mexicano" (1994) un fenómeno interesante que involucró a los grupos conservadores, el gobierno mexicano y a los charros durante los primeros gobiernos emanados de la Revolución mexicana. En este periodo diversos sectores estaban formando aquellos elementos estereotípicos que terminarían por definir la imagen de la mexicanidad y que, en parte, todavía se mantienen hasta la fecha.

Para las décadas de los veinte y treinta, un fuerte objetivo de los gobiernos posrevolucionarios fue crear un nacionalismo bajo el estandarte de lo mexicano, pero tal tarea resultaba difícil con una población heterogénea marcada por identidades regionales. Los sacrificios realizados llevaron a la sustitución de lo regional por figuras representativas de una mexicanidad fortalecedora de la identidad nacionalista. Como resultado, el charro se impuso como el disfraz otorgante a México de un sentido cultural unificador para su diversa población.

Parece ser que tal figura tuvo sus orígenes en el porfiriato. En la prensa de dicho periodo no era raro encontrarse con diferentes anécdotas e incluso imágenes de este personaje. El periódico "El Nacional" escribía el 1 de mayo de 1887 que a un evento especial "los caballeros vestían de charro". En este sentido, la aceptación y posterior exaltación de tal figura eradel gusto de aquellas élites que sentían nostalgia hacia la presidencia de Porfirio Díaz.

Asimismo, los grupos de terratenientes y conservadores sacaron provecho de la situación, pues el espacio por excelencia del charro no era otro sino el de la hacienda. Pérez Montfort observa que dichos sectores de las clases acomodadas tuvieron en esta figura un medio de defensa contra las políticas de la reforma agraria que los afectaron. La hacienda se convirtió en el escenario pintoresco que los medios mexicanos, como el cine, vincularon con el charro y el lugar común del México-región. Así adquiría un nuevo tipo de validez frente a la sociedad mexicana: el de ser representativo de lo mexicano.

La transformación del charro en un símbolo nacional durante las primeras décadas del siglo XX presenta un caso de interacción entre política, cultura y sociedad en la construcción de la identidad mexicana. Tal proceso no solo reflejó los esfuerzos gubernamentales por forjar una unidad nacional, sino que evidenció la capacidad de ciertos grupos para adaptar y apropiarse de símbolos en beneficio propio, principalmente para mantener sus privilegios. La idealización del charro sirvió tanto a los intereses de los gobiernos posrevolucionarios como a los de los sectores conservadores. Este fenómeno muestra la naturaleza de varios símbolos nacionales, todavía persistentes en el imaginario colectivo.

POR IGNACIO ANAYA

COLABORADOR

@Ignaciominj

MAAZ