El próximo secretario de Agricultura y Desarrollo Rural, Julio Berdegué Sacristán, ha comenzado a delinear los temas prioritarios para el campo por parte de la virtual presidenta electa, Claudia Sheinbaum, y uno de ellos, por supuesto, es el maíz.
El ingeniero agrónomo ha reiterado que no se permitirá el cultivo de maíz transgénico, de ningún tipo y para ningún uso, sin embargo, ocurre una situación muy diferente en el caso del amarillo, el cual se usa para la alimentación de pollos, vacas y cerdos, entre otros.
Una declaración que habría dado Berdegué Sacristán a una agencia internacional de noticias causó polémica, ya que dijo que México se centrará en mantener la autosuficiencia en maíz blanco y que se dejaría de lado la autosuficiencia en el amarillo: Nuestro objetivo no es reducir las importaciones.
No obstante, también expresó que el desafío y la tarea del próximo sexenio será producir más grano amarillo, lo que llevó incluso a la arena de las redes sociales, para dejarlo más en claro.
Y es que los temas del sector no son tan fáciles de entender y una declaración en sí misma es riesgosa, ya que implica movimientos de mercado (en las cotizaciones y precios de los granos, por ejemplo) y en las expectativas de siembra por parte de los agricultores.
Por ello, fue importante aclarar que se buscará incrementar la producción de maíz amarillo, pues se requieren mayores volúmenes para abastecer a un sector pecuario que sigue creciendo, ante la mayor demanda de productos cárnicos por parte de los consumidores mexicanos.
Le doy un dato. De acuerdo con cifras de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Social, el año pasado el sector pecuario registró una mayor obtención de leche de vaca, carne de ave y huevo para plato, principalmente.
La producción del lácteo se incrementó en 228 millones de litros y los volúmenes adicionales de carne de ave y huevo para plato fueron de 106 mil y 70 mil toneladas, respectivamente.
Así, la producción pecuaria nacional sumó 25.1 millones de toneladas al cierre de 2023, 2.0 por ciento más respecto a 2022. Por tanto, se requieren mayores volúmenes de maíz amarillo para alimentar al ganado nacional y, por lo pronto, la oferta más redituable y a mejor precio viene por parte de las importaciones.
Actualmente, sembrar maíz amarillo en México no es tan atractivo para los productores medianos y grandes, quienes han optado por cultivos más rentables, lo cual es absolutamente válido.
Y es que este tipo de grano no se logra tan fácil como ocurre en los campos de Estados Unidos, porque además requiere mayores cantidades de herbicida para combatir las plagas y el uso de maquinaria.
Bajo este escenario, estamos seguros que el próximo gobierno destinará más presupuesto, estímulos y maquinaria para la siembra de maíz amarillo. Además, será importante poner en marcha políticas públicas para lograr una producción eficiente, sustentable y responsable con el ambiente.
Acompañar esto con una adecuada estructura y desarrollo de mercados locales y regionales y una buena logística que permita llevar la producción de maíz amarillo a las zonas ganaderas, ubicadas principalmente en el norte del país, beneficiará a todos: productores, cadenas de valor y consumidores.
POR MARIANA OTERO BRIZ
COLABORADORA
@BRIZCOCHO
MAAZ