MIRANDO AL OTRO LADO

Ganar no implica tener la razón

Claudia Sheinbaum ganó la elección y será la Presidenta Constitucional de la República

OPINIÓN

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Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al otro lado / Opinión El Heraldo de México
Ricardo Pascoe Pierce / Mirando al otro lado / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Claudia Sheinbaum ganó la elección y será la Presidenta Constitucional de la República. Que muchos pensemos que ganó a la mala y a la legalona desgraciadamente no quita el hecho de que haya ganado con 35 millones de votos contra los 16 millones de votos de Xóchitl.

Y que esos números han sido contados por ciudadanos en 170 mil casillas y reportados al INE son hechos innegables. La realidad es la realidad.

Pero una cosa es ganar una elección-haiga sido como haiga sido-y otra, muy diferente, es tener la razón sobre los temas de fondo que fueron debatidos en el transcurso de la campaña. En eso no se puede transigir.

Los proyectos son tan distintos que el debate de fondo no era sobre la alternancia entre un proyecto y otro, o entre un grupo de partidos contra otro grupo. No. Lejos de eso, el verdadero debate giraba en torno a la idea de un cambio de régimen o la mantención de los principios rectores de la actual Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

Muchos votamos por la alternancia, pero lo que ganó fue la propuesta del cambio de régimen. ¿Cuál es la diferencia entre las dos visiones del mundo?

Votar por la alternancia significa mantener o cambiar de partido en el poder, pero también implica mantener los principios constitucionales vigentes: tres Poderes independientes que constituyen el Estado mexicano, con su Estado de derecho vigente aunque susceptible a cambios de acuerdo con lo estipulado en la propia Constitución Política vigente.

También promueve la existencia de órganos autónomos fiscalizadores para poder exigir que las autoridades rindan cuentas públicamente sobre sus decisiones y actos en el ejercicio de sus función oficial. Esto es particularmente relevante en el caso de las acciones y decisiones del Presidente de la República.

En la alternancia, la transparencia y la rendición de cuentas seguirá siendo piedra angular de una República democrática, el acatamiento al poder y el respeto a las libertades de los ciudadanos. Que existan partidos diversos tolerados e incorporados a la actividad política son parte fundamental de la continuidad y la consolidación de una sociedad democrática.

Votar por el cambio de régimen implica desechar la Constitución Política vigente. Morena tiene una propuesta de nueva Constitución, donde propone desaparecer el Congreso para crear una Asamblea Popular unicameral, integrada solamente por diputados uninominales, borrando la figura y presencia de los legisladores plurinominales en las discusiones nacionales y eliminando las expresiones de minorías reales en la toma de decisiones sobre las políticas públicas.

Con los resultados de la actual elección, la eliminación de plurinominales convertiría a Morena en el dueño absoluto del Poder Legislativo, muy por arriba de las ? partes para contar con la mayoría calificada. En ese contexto, los Poderes Judicial y Legislativo estarían subordinados totalmente al Poder Ejecutivo.

En el cambio de régimen habrá un único poder centralizado en el país, sin órganos autónomos fiscalizadores que harían contrapeso y dan poder a la ciudadanía al conocer las acciones y las decisiones del Presidente. La propuesta de sujetar el Poder Judicial a un proceso lectivo popular lo convierte en rehén de las fuerzas mayoritarias organizadas del país.

El cambio de régimen propone eliminar al INE, al INAI y cualquier otro órgano que pudiera resultar incómodo para el Poder Ejecutivo nacional.

El domingo 2 de junio se votó por una u otra de estas opciones. La mayoría de los votantes rechazaron la alternancia entre partidos y escogieron el cambio de régimen.

Consecuentemente, los voceros de Morena postularon que en el mes de septiembre, cuando entra en funciones el nuevo Congreso, procederá a votar los planes legislativos que ha pregonado AMLO, aún en el último mes de su gestión como Presidente.

Lo más probable es que se voten en el mes de septiembre y antes de la conclusión del actual mandato sexenal sobre dos temas centrales al plan de AMLO para coronar el cambio de régimen que propone para México. Esos dos cambios serían la transformación del Poder Judicial, por la vía del voto popular para definir sus integrantes y la eliminación de la figura de los plurinominales en el país.

La primera medida servirá para destruir el único Poder constitucional que ha resistido los embates del autoritarismo, las imposiciones y el unilateralismo de AMLO.

Y la segunda servirá para asegurar la perpetuación del sistema de partido único en México, emulando a los sistemas políticos en Cuba, Rusia y China. Al quitar los plurinominales ahora, Morena y aliados tendrán 256 distritos uninominales, de los 300 distritos en la actualidad. Eso se llama un sistema unipartidista.

En el fondo, México votó el domingo pasado por dejar de ser un país cuyo sistema político está relacionado conceptualmente con los de países de tradición liberal, pluripartidista y que respetan la alternancia en el poder.

Con su voto, México se asume abiertamente como un país de un sistema político antiliberal, centralista, de corte unipartidista y conservador, fincado en los principios tradicionales de líderes personalistas y únicos con mandatos de gobierno alargados y sin fecha para su conclusión, aún perviviendo el concepto sexenal.

En materia de política exterior, México se aleja objetivamente del T-MEC y su asociación estratégica con Estados Unidos y Canadá, para asumirse como aliado estratégico de China y Rusia. Eso también se votó el domingo pasado, y que sirva como información para quienes no se percataron del hecho.

De ahí que México estará de lado de Rusia en su invasión a Ucrania. Nada más faltará proveer a Rusia de suministros para su esfuerzo de guerra o, incluso, mercenarios para combatir al lado de los soldados rusos.

Y facilitará que China utilice nuestro territorio como plataforma de lanzamiento, y puerta trasera, para introducir sus productos (aluminio, acero, tecnología y vehículos) al mercado estadounidense, evadiendo las sanciones estadounidenses a productos chinos. México conscientemente utilizará al T-MEC como instrumento de sabotaje a la economía estadounidense.

Es una manera de decir que ya no somos ni socios ni amigos. Podría interpretarse en Washington como una forma de declararle la guerra ¿comercial?, ¿ideológica?, ¿política? al liberalismo estadounidense.

Por lo pronto, ante la propuesta de AMLO de acelerar el cambio de régimen en septiembre votando la destrucción del actual Poder Judicial, los mercados están ejerciendo su voto.

Ese voto tiene el potencial de generar una crisis económica grave en México simplemente con la fuga masiva de capitales (ahí te voy Indonesia), devaluación de la moneda y una inflación acelerada. Pero, al parecer, AMLO está resuelto a forzar la transición del régimen en pocas semanas.

Como sea, el domingo pasado México votó mayoritariamente por ese cambio de régimen aquí descrito. Y rechazó perpetuar el régimen constitucionalista y democrático que ha existido hasta la fecha.

Creo, firmemente, que el liberalismo mexicano, desechado en las urnas, es el mejor sistema político para lo que es y ha sido la historia del México moderno. Es el sistema que permite discusión y debate sobre cómo mejor gobernar al país, sin llevarlo al precipicio del autoritarismo, el unipartidismo y el monólogo nacional.

Pero la mayoría votó por ese cambio de régimen. Para mí es la prueba más fehaciente de que el voto mayoritario puede equivocarse. Así como una mayoría de británicos hoy lamentan haber aprobado el Brexit y su alejamiento económico de Europa, estoy seguro que más temprano que tarde una mayoría de mexicanos lamentarán el voto otorgado este domingo pasado al cambio de régimen en México sin saber, a ciencia cierta, las verdaderas consecuencias de su propuesta.

Pero ya entramos al túnel del tiempo de un error histórico.

POR RICARDO PASCOE

COLABORADOR

ricardopascoe@hotmail.com
@rpascoep

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