A pesar del extraordinario incremento de la desigualdad económica en los últimos años y de sus efectos perniciosos a nivel político, económico, social e individual, los niveles de aceptación y justificación de la desigualdad siguen siendo ampliamente generalizados entre las personas.
Esto quiere decir que la desigualdad económica objetiva entendida como la distribución inequitativa de recursos económicos entre personas o grupos no tiene una influencia directa sobre cómo las personas reaccionan ante este fenómeno, sino que depende más bien de cómo se perciba subjetivamente tal desigualdad.
La percepción de la desigualdad económica no refleja la realidad objetiva, ni tampoco consiste en una mera estimación de la distribución de recursos económicos; sino más bien, es el resultado de la interacción entre varios factores. Estos factores no sólo determinan qué tanta desigualdad se percibe, sino también cómo se percibe y en qué medida es considerada justa y apropiada.
Sin embargo, hay algunas paradojas asociadas a la percepción de la desigualdad económica que contribuyen a su legitimación, de hecho, bajo ciertas circunstancias, la percepción de la desigualdad económica hace parte de un círculo vicioso donde el percibir más desigualdad se relaciona con un mayor grado de aceptación; esta aceptación se asocia con un menor apoyo a medidas que buscan reducir tal desigualdad; y en consecuencia, se justifica la desigualdad económica y se obstaculizan las posibilidades de cambio.
En consecuencia, la influencia de la percepción de la desigualdad económica y las ideologías que justifican el sistema sobre la aceptación de la desigualdad y el apoyo a medidas redistributivas orientadas a su reducción analizando cómo las ideologías que justifican el sistema condicionan la relación que hay entre la desigualdad económica percibida y la desigualdad económica que las personas creen que debería existir el apoyo a la redistribución de recursos.
La desigualdad económica y el apoyo a las medidas redistributivas está condicionada por las ideologías que justifican el sistema, además, teniendo en cuenta que las reacciones ante la desigualdad económica dependen no sólo de qué tanta desigualdad se percibe, sino también de cómo esa desigualdad es percibida por las personas en su vida cotidiana.
¿Cómo se percibe la desigualdad económica desde la perspectiva de las experiencias de vida cotidiana de las personas?
El planteamiento general es que la percepción de la desigualdad económica interactúa con las ideologías que justifican el sistema para producir una mayor legitimación de la desigualdad, concretamente, la percepción de la desigualdad económica está asociada a una mayor aceptación de la desigualdad entre las personas que justifican más el sistema las personas que creen más en la meritocracia y la igualdad de oportunidades; el percibir mayor desigualdad económica está asociada a un mayor apoyo a las políticas redistributivas entre las personas que justifican menos el sistema; el grado de desigualdad que las personas están dispuestas a tolerar, puede suprimir el efecto de la desigualdad percibida sobre el apoyo a la redistribución de recursos, que la percepción de la desigualdad económica es un constructo multidimensional que incluye muchos factores del contexto y vida cotidiana de las personas, que no se reducen a la estimación numérica de cómo se distribuyen los recursos económicos monetarios.
Esta disertación se estructura en una parte conceptual, otra empírica y una final de discusión y conclusiones individuales como lo es el marco conceptual de referencia que se utiliza para abordar la pregunta de investigación y cada uno de los constructos abordados en mi artículo, la desigualdad económica como fenómeno psicosocial, la percepción de la desigualdad económica, las ideologías que justifican el sistema, y el apoyo a la redistribución de recursos por lo que un punto importante es la motivación, las preguntas de investigación, los objetivos y un planteamiento general del tema.
POR LUIS DAVID FERNÁNDEZ ARAYA
ECONOMISTA
@DRLUISDAVIDFER
MAAZ