ECOS DE LA CIUDAD

¿Tendremos la voluntad para terminar con el encono fratricida que hoy consume a los mexicanos?

Sin embargo, la primera respuesta de los dirigentes de la oposición luego de la derrota fue motivar a sus partidarios a denunciar un falso fraude electoral

OPINIÓN

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Humberto Morgan Colón / Ecos de la ciudad / Opinión El Heraldo de México
Humberto Morgan Colón / Ecos de la ciudad / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Heraldo de México

Una vez concluido el proceso electoral del pasado 2 de junio, lo que esperábamos es un reconocimiento de los distintos actores políticos que se dijeron democráticos, para acatar la voluntad ciudadana expresada en las urnas. Especialmente la de aquellos, que participaron en las marchas y se dijeron defensores del INE.

Sin embargo, la primera respuesta de los dirigentes de la oposición luego de la derrota fue motivar a sus partidarios a denunciar un falso fraude electoral. Esto, para ocultar el fracaso de sus fallidas estrategias que incluían una polarización desmedida con el ataque frontal al Presidente de la Republica y a la candidata de la coalición Sigamos Haciendo Historia. Es oportuno recordar, aquellas frases que se comentaron hasta el hartazgo en redes sociales y en diversos medios de comunicación: la Candidata de las mentiras y el Narco-presidente.

Además, de que se eligió a una candidata surgida de una burbuja mediática, que creció gracias al pleito con el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero que, con el debido respeto, no estaba preparada para una empresa de tal magnitud. Tal vez, Beatriz Paredes hubiera representado un frente opositor congruente y con más oficio político, para dar una batalla que tuviera mejores resultados.

Lo que no previeron los líderes de la oposición, por sus perversos cálculos electorales, es que el destino de toda burbuja mediática es mantenerse en sus niveles de popularidad por un tiempo corto y después por una ley natural, se desinfla, cayendo estrepitosamente.   

Otro craso error, fue haber llenado sus listas plurinominales de los mismos e impresentables personajes de siempre. Así, como el cuchareo de encuestas con proyecciones electorales que acercaban o daban el triunfo a Xóchitl Gálvez y a Santiago Taboada. Para ello, se prestaron las casas Massive Caller y México Elige, quienes fueron construyendo en los simpatizantes obnubilados por el encono, la idea de que los partidos de oposición estaban en igualdad de oportunidades para ganar la Presidencia y la Jefatura de Gobierno de la ciudad de México.

Hoy en las redes sociales, aún se percibe con virulencia el odio y la sin razón de lo que han llamado el Mega Fraude y aunque no les asiste la razón, ese testimonio cultural, es un claro síntoma de la descomposición social y de la brecha entre clases y grupos que tardará en sanar, hasta que comprendamos que nadie está exento de culpa por haber llegado a este momento crítico de división entre mexicanos. Pues todos de diversas formas, abonamos a la polarización: algunos atizando la hoguera con descalificaciones y calumnias. Y otros, porque en el arrebato de la campaña, combatieron con igual resentimiento las posturas de sus contrincantes.

Ahora, lo que menos se necesita para avanzar y resolver los graves problemas del país, son odios y disputas estériles. Culpas reciprocas traducidas en clasismo, racismo y división entre ricos, clases medias o pobres. Entre ciudadanos urbanos y campesinos, entre jóvenes y viejos, entre hombres y mujeres que aspiramos exactamente a los mismo. Un país con equidad, democracia, libertades, pacificación y crecimiento económico. 

La tarea no será fácil, pues lo que subyace en realidad, no es un proyecto de nación contradictorio, sino una guerra pasional e ideológica, entre buenos y malos, entre defensores de la patria y destructores de esta. Entre poseedores de la verdad o de la buena moral, según el ángulo en el que se sitúa cada grupo. 

El primer paso para lograr la reconciliación en el país, sin duda lo tendrá que dar la doctora Claudia Sheinbaum, virtual presidenta de México, quien deberá asumir la enorme responsabilidad de proponer sólidas bases para la restauración de los valores y los anhelos que son comunes a los mexicanos.

No obstante, cualquier esfuerzo del lado gubernamental, no tendrá eco, si la oposición, no extiende su mano franca para ir apaciguando agravios y entonces juntos encontrar senderos que nos acerquen, no que nos aíslen. Es un momento histórico para la nación, en tiempos de un profundo abismo en el mundo, que ha incitado guerras, contradicciones y retrocesos.

Sin falsas cortesías, lo deseable es comprometernos con lo mejor de todos para ir paulatinamente cambiando la cara adversa del México dividido por rencores y falta de comprensión entre personas que integramos las distintas clases sociales. Lo posible, se concretará con el amor que demostremos a nuestro generoso país y con las acciones que propicien unidad y nos lleven a ponernos en los zapatos de los otros.    

POR HUMBERTO MORGAN COLÓN

COLABORADOR

@HUMBERTO_MORGAN

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