Hace tiempo sabíamos que no sería tarea sencilla y que no competiríamos contra un partido político sino contra una maquinaria del poder que se reservó para sí todas las ventajas y empleó todos los recursos del gobierno para conseguir su triunfo.
La lucha de Acción Nacional no solo es por los resultados obtenidos el pasado 2 de junio, la lucha también es porque la actividad política debe ejercerse honestamente, teniendo como sentido profundo el servicio a los demás, y no puede ser monopolio de grupos que confunden la estabilidad y porvenir de la Nación con su propia permanencia en el gobierno.
Esta lucha, obligatoria, no es una lucha de unos ciudadanos contra otros, ni siquiera de un partido contra otro partido, es una lucha de todas y todos los mexicanos, contra un sistema que degrada la vida pública, que empobrece y debilita la democracia.
No olvidemos que Acción Nacional, tras décadas de lucha, se convirtió en una fuerza con autoridad ganada a pulso con la inteligencia, la destreza, la voluntad, la disciplina, la entrega, el sacrificio y en ocasiones el heroísmo de muchas y muchos mexicanos. Es una fuerza arraigada en una doctrina cuya validez universal va demostrándose y probándose no sólo en nuestro país, sino en cada vez más y más extensas regiones del planeta.
El Ejecutivo Federal violó los principios de imparcialidad, neutralidad y equidad en la contienda, utilizando las mañaneras desde el destape de las “corcholatas” hasta el cierre de la campaña, no acató cincuenta y cinco resoluciones de la Sala Superior, donde se acreditó que el presidente vulneró principios constitucionales e incurrió en infracciones electorales, generando una elección presidencial sin condiciones de igualdad.
Es fundamental denunciar que durante el proceso electoral se usaron de forma indebida los programas sociales, con la intención de descalificar a la oposición e influir y manipular el voto de la ciudadanía.
Lamentablemente vivimos el proceso electoral más violento, pues estuvo inmerso en un clima de violencia generalizada e intervención del crimen organizado. Según diversas organizaciones especializadas en el tema, se alcanzó una media de 10 asesinatos por mes, con un total de 310 asesinatos en todo el proceso electoral.
De igual forma 2,210 candidaturas presentaron renuncias y 15,929 sustituciones de funcionarios del INE, aunado a la imposibilidad de instalar 227 casillas previo a la jornada electoral, afectando directamente a 170,250 ciudadanos.
Acción Nacional no lucha para que en México se realice una simple sustitución de hombres y mujeres en el poder, o porque consideremos que como tales seamos mejores que otras y otros mexicanos que tienen capacidad y preparación para servir al país; ni queremos hacer del poder trinchera para defender intereses de grupo alguno, y mucho menos aspiramos a dirigir los destinos de la Nación por afán de ejercer el dominio sobre las y los mexicanos.
Nuestra tarea es rescatar la esperanza de las y los mexicanos y unirla a la lucha del México que todos queremos. No debemos ni podemos renunciar al derecho de vivir en paz, sin miedo y en igualdad. México contará siempre con Acción Nacional
Laura Esquivel Torres
Secretaria Nacional de Promoción Política de la Mujer en el CEN del PAN