El Tribunal Electoral determinó ayer que el presidente Andrés Manuel López Obrador cometió violencia política en razón de género contra Xóchitl Gálvez, pero no fue el único que violentó a la excandidata presidencial.
Los dirigentes de los partidos que la postularon, sobre todo Marko Cortés, del PAN, no sólo la maltrató al no darle dinero, sino que la ofendió a grito pelado.
La primera ocasión fue después del primer debate presidencial, porque según dijo el dirigente panista, la hidalguense no respetó el guion. Se salió de las directrices que le marcaron y omitió varias indicaciones. Hizo lo que le vino en gana.
La segunda vez ocurrió el día de la elección, cuando Marko, Alejandro Alito Moreno y Jesús Zambrano se fueron solos a proclamar el supuesto triunfo de Santiago Taboada, en la CDMX, y celebrar la “victoria” en otros estados como Yucatán, Veracruz, Puebla y Morelos
No sólo no invitaron a su candidata presidencial, sino que más tarde Marko revisó el discurso que Xóchitl había redactado para reconocer su derrota y le borró la felicitación que había incluido para Claudia Sheinbaum.
Pero no fue lo único, también le reclamó a gritos la llamada que hizo, sin consultarles, a la ex jefa de gobierno.
Esa noche, la del 2 de junio, en el piso 42 de un famoso hotel de Polanco, se rompió una liga que Xóchitl y sus postulantes estiraron todo el tiempo durante la campaña.
Ella y su vicecoordinador, Max Cortázar, dicen que la abandonaron, que no le dieron dinero y la dejaron a su suerte. Ellos la acusan de que nunca les hizo caso.
Lo cierto es que ninguno de los involucrados estuvo convencido de esa alianza. Todos desconfiaban de todos.
El día de la elección, panistas y perredistas vigilaron todo el tiempo los pasos de Alito, porque pensaban que los iba a traicionar y sería el primero en darles la espalda.
Eso me lo confió un “alto” dirigente del sol azteca, quien me dijo que durante todo el proceso electoral cada uno veló por sus intereses.
Los resultados de intentar mezclar el agua con el aceite están a la vista de todo mundo.
Si ganaron algunas plazas fue por liderazgos locales que no dejaron meter las manos a los dirigentes de los partidos, como en Guanajuato, donde Libia Denisse García, candidata del PAN a la gubernatura, hizo mancuerna con el gobernador Diego Sinhue e impidieron que los llegaran a invadir del centro.
También está el caso de Sonora donde Manlio Fabio Beltrones logró agrupar a las fuerzas vivas del PRI.
Si bien no le alcanzó para ganar la senaduría en el primer lugar, llegó como primera minoría y, de paso, logró sumarse y fortalecer a Antonio Astiazarán, quien ganó la reelección como alcalde de Hermosillo. Un personaje, dicen en el PRI, al que no hay que perder de vista.
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LA HERENCIA. ROSALINDA LÓPEZ HERNÁNDEZ murió el pasado 5 de junio. Se le reconocía en el sureste mexicano por su trayectoria política, por su liderazgo y su capacidad para hacer acuerdos.
Logró romper el estigma de ser la hermana del ex secretario de Gobernación, Adán Augusto, y la esposa del gobernador de Chiapas, Rutilio Escandón.
Construyó una historia propia e influyó en la política chiapaneca. Logró colocar a Ángel Torres, uno de los hombres más cercanos a su equipo de trabajo, como candidato de Morena a la presidencia municipal de Tuxtla Gutiérrez.
Ganó la elección con 124 mil 458 votos, posicionándose como el candidato más votado de su localidad.
También colocó a Pepe Cruz como candidato al Senado y ganó la elección. Y de entre él y Ángel Torres, anticipan en tierra chiapaneca, saldrá el próximo candidato a gobernador.
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Y como dice el filósofo… Nomeacuerdo: "La política es el arte de hacer amigos mientras preparas la puñalada por la espalda."
POR ALFREDO GONZÁLEZ CASTRO
ALFREDO.GONZALEZ@ELHERALDODEMEXICO.COM
@ALFREDOLEZ
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