Hoy, 30 de mayo de 2024, es el 40 aniversario del asesinato de Manuel Buendía Téllez Girón.
Es el 40 aniversario del cobarde ataque que de hecho aceleró los atentados contra los periodistas: tomó 63 años, de 1920 a 1984, rebasar la cifra de 50 asesinados. Entre 1984 y ahora ya no hablamos de decenas, sino de casi 300.
La inmensa mayoría de esos crímenes siguen sin ser resueltos, hayan sido bajo el Partido Revolucionario Institucional (PRI), el Partido Acción Nacional (PAN) o los más de 50 acumulados durante los 65 meses del régimen del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena).
Cierto. Los periodistas asesinados y desaparecidos son solo una gota en el océano de sangre que cubre el país ya hace dos o tres décadas y que los sucesivos gobiernos han tratado de ignorar.
Pero son un símbolo del drama de México, un estigma para cada uno de esos regímenes.
Para citar al ya fallecido Miguel Ángel Granados Chapa, el de Buendía "fué el primer asesinato de la narcopolítica en México".
Por lo que se sabe, Buendía preparaba un texto sobre la complicidad de algunas autoridades mexicanas en el tráfico de cocaína y armas entre Estados Unidos y Centroamérica, durante la guerra de Nicaragua.
Oficialmente los culpables fueron Rafael Moro Ávila, agente de la Dirección Federal de Seguridad (DFS) y su director, José Antonio Zorrilla Pérez. La DFS era la policía política del gobierno, dependiente de la Secretaría de Gobernación, a cargo entonces de la seguridad interna.
El asesinato de Buendía, con todas las agravantes: por la espalda, a plena luz del dia y literalmente en la esquina de Hamburgo con Insurgentes, a metros de la Zona Rosa, conmocionó a México y hubiera sido mayor si hubiésemos sabido lo que venía detrás.
40 años después el crimen sigue sin ser esclarecido a satisfacción. Nada de extrañar: los más de 250 asesinatos posteriores tampoco lo han sido.
Y quedan las dudas, como plantea mi amigo Miguel Ángel Sanchez de Armas, en un artículo publicado por la agencia Quadratin.
"¿Los que purgaron condenas por el homicidio fueron realmente los responsables? Un juez así lo consideró y al parecer habría otros motivos para mandarlos a prisión. El autor material indiciado negó su participación y el sentido común dice que el o los autores intelectuales escaparon a la justicia y que la muerte del periodista fue parte de una conspiración que por supuesto nadie está en condiciones de probar.
"Si no ley, una constante de la historia es que los asesinatos políticos nunca se esclarecen del todo. Y los de los periodistas, jamás.
"Es asombrosa la estupidez de quienes creen que mediante la eliminación de periodistas pueden protegerse a sí mismos o poner remedio al enojo, al desasosiego o a la inquietud social. Una y otra vez el resultado es, para ellos, contraproducente. Porque la memoria y la palabra, no pueden ser asesinadas. Manuel Buendía se transformó en un símbolo cuando aún no exhalaba el último aliento".
POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS
JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM
@CARRENOJOSE
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