COLUMNA INVITADA

Debates

Los formatos presentados por la autoridad electoral y aceptados por los partidos políticos que forman parte del Consejo General del INE, fueron los denominados “A, B y C” los cuales se diferenciaban por la forma de participación que se consideró para cada debate

OPINIÓN

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Abelardo Rodríguez Desales / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México
Abelardo Rodríguez Desales / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Este domingo 19 de mayo se realizó el tercer y último debate de las candidatas y candidato a la presidencia de la República, los dos anteriores tuvieron lugar el siete y 28 de abril pasado; en cada uno de ellos se contó con una sede y formato distinto, así el primer debate se celebró en las oficinas centrales del INE bajo el formato “A”, mientras que la sede del segundo fueron los Estudios Churubusco y conforme al formato “B”; este último se registró en el Centro Cultural Universitario Tlatelolco bajo el formato “C”. Todos acordados con los postulantes y con la organización del INE.

Los formatos presentados por la autoridad electoral y aceptados por los partidos políticos que forman parte del Consejo General del INE, fueron los denominados “A, B y C” los cuales se diferenciaban por la forma de participación que se consideró para cada debate. El formato “A” consideró preguntas que los conductores de éste tomaron de redes sociales; mientras que el segundo debate, bajo el formato “B”, consideró preguntas hechas directamente de los ciudadanos a los candidatos; mientras que el último formato no consideró la participación de la ciudadanía.

Con la realización de estos ejercicios se pretende que el electorado cuente con información de los perfiles y propuestas de quienes se postulan a distintos cargos de elección; no obstante los recientes debates presidenciales no estuvieron exentos de polémica pues en la realización de éstos se presentaron eventos poco usuales, como la innecesaria remodelación del sala del Consejo General para el primero, la protagónica asistencia de Consejeros del INE en las primeras filas de los sets donde se realizaron, las preguntas escogidas por los conductores, entre otras.

Los debates presidenciales en México son muy recientes pues el primero de ellos se celebró en 1994, entre los candidatos Ernesto Zedillo del PRI, Cuauhtémoc Cárdenas del PRD y Diego Fernández de Cevallos del PAN, este debate se realizó por acuerdo de los respectivos equipos de campaña y transmitido en televisión abierta. Posteriormente, con la reforma electoral de 2008 se estableció que IFE, ahora INE, sería el responsable de organizar al menos dos debates presidenciales de carácter obligatorio.

Se considera que el primer debate público de esta naturaleza ocurrió en 1960 en Estados Unidos entre el senador Demócrata John Fitzerald Kennedy y el vicepresidente Richard Nixon, que fue televisado alcanzando niveles inusitados de audiencia.

Los recientes tres debates presidenciables en México han alcanzado récords en los niveles de ratig, pues de acuerdo con la autoridad electoral, el primer debate habría alcanzado un nivel de audiencia de 11.8 millones de personas mayores de edad, mientras que el segundo supero los 13 millones de personas; aún cuando al momento de escribir esta columna no hay datos oficiales de los niveles de rating del tercer debate, es probable que supere a los dos anteriores.

A menos de dos semanas de la jornada electoral, se espera que la ciudadanía tenga los elementos suficientes para emitir su voto, ojalá sea así.

POR ABELARDO RODRIGUEZ

COLABORADOR

PAL