Me preocupa lo de los muchachos de la CNTE en el Zócalo. Es buena idea, pero acuérdense de esa vez que no me dejaban salir de la camioneta, y eso que soy el Cuarto Presidente Más Popular del Mundo. Son muy impulsivos. ¿Cómo creen que van a reaccionar cuando lleguen los neoliberales?
–Lo suyo, lo suyo, son los tubazos en la cabeza, presidente. Es así como han logrado tantas conquistas sociales. Aunque también son muy de varilla y de machetes, por su origen popular.
–Pues sí, me preocupa. Imagínense que descalabran a una feminista y los conservadores empiezan a victimizarse. Ve cómo se pusieron con el disque asesinato de la candidata en Chiapas. No tengo ganas de tener que hablar de eso en la mañanera.
–La verdad, presidente, son lo más parecido que tenemos a una fuerza disuasoria. Desde que la compañera Claudia deshizo al cuerpo de granaderos y manda mujeres policía con escudos y extinguidores, no tenemos a nadie que frene el golpismo neoliberal. Ni modo de mandar al compañero Pepe.
–¿El compañero qué?
–Pepe. Muy cercano a la compañera candidata. Es socialista y homosexual. Así dice. Ah, y politólogo, experto en medicamentos.
–No existen los socialistas homosexuales, Ramírez. ¿No has leído a nuestro señor Jesucristo, el primer activista de la historia? ¿Tú te imaginas, con todo respeto, porque “prohibido prohibir”, que a Nicolás, el comandante Chávez o Fidel no les gustaran las mujeres? ¡Nombre! A esos los pones en Nayarit y arrasan. Pero pues no, el tal Paco no va a servir. ¿Y si mandamos a los trabajadores del gobierno a tomar antes el Zócalo en defensa de la Cuarta Transformación?
–Es Pepe, presidente. Lo que pasa con lo de los compañeros trabajadores, con todo respeto, señor, es que a lo mejor los tubazos en la cabeza les caen a ellos. Los compañeros del magisterio son muy impredecibles. Ya sabe que cuando el tigre anda suelto…
–Pues sí. Hablando de tigres, aunque yo voy con las Guacamayas, hoy quiero ir a fildear y macanear. O no, espérate: mañana. No quiero estar aquí cuando lleguen los de la marea rosa. Martínez, averígüese qué jugadores de Grandes Ligas andan por aquí, y si hace falta les mandan un helicóptero.
Y por favor dígale al general que me ubique al sargento que el otro día jugó en tercera. Muy bueno. Me recuerda a mí cuando era joven, en Tepetitán. A veces no se veía la bola a dos metros, por la nube de mosquitos, y ni así se me pasaba una.
–La otra es que armemos un concierto, presidente, pero lo veo complicado con veinticuatro horas. Nadie que te llene el Zócalo va a aceptar. No quiero ser ofensivo, pero doña Eugenia y doña Beatriz son para un público más selecto.
–¡Al carajo! Dile a Martí que lleve trescientas pipas y se ponga a regalar agua. O que se arme una misa masiva de la Luz del Mundo. Martínez, al final también quiero ir hoy al beisbol.
POR JULIO PATÁN
COLABORADOR
@JULIOPATAN09
MAAZ