DEFINICIONES

Vivir entre aire sucio

Ayer por la tarde, después de tres días de contingencia por la mala calidad del aire en el Valle de México

OPINIÓN

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Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de México
Manuel López San Martín / Definiciones / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Ayer por la tarde, después de tres días de contingencia por la mala calidad del aire en el Valle de México, la Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) levantó la medida, aunque la calidad del aire está lejos de ser buena.

La contingencia fue la más larga en lo que va del año. La nubosidad, viento y humedad, ayudaron. Eso disminuyó la presencia de ozono. No se rebasaron los factores de activación de la Fase I, es decir, no se rebasó el umbral de 155 partes por millón. Bajó la contaminación, pues, por obra y gracia de las condiciones climáticas, no porque las políticas públicas que nos tienen respirando aire sucio, sean atinadas.

Las contingencias, pues volverán. Vivimos entre ellas.

Vivimos, aunque las autoridades no la reconozcan, en una permanente crisis por contaminación del aire. Tanto, que checar los índices de la mala calidad del mismo, ya se ha vuelto cosa cotidiana. También estar pendiente de si hay o no ‘hoy no circula’.

Vivimos entre contingencias, smog y, sí, ocurrencias. Porque, aunque algunos han mostrado seriedad al hablar y entender la problemática ambiental, otros de plano lo han tomado con ligereza.

Hasta hoy, el ‘hoy no circula’ ha sido solo un parche... Uno costoso para los gobiernos, sí, pero sobre todo para la salud de millones de capitalinos. ¿Cuántos años más tienen que pasar para darnos cuenta que no hay solución para la crisis de smog que padece el Valle de México? Porque ni resuelve la contaminación, ni facilita la movilidad, ni mejora el transporte público, ni trae orden a las calles.

¿Si seguimos haciendo lo mismo, por qué habrá resultados distintos?

Son décadas de contingencias y estamos como cuando empezaron. O peor. Las autoridades han sido incapaces de delinear una ruta sobre cómo mejorar la calidad del aire.

Por increíble que parezca, hoy no sabemos qué medidas se deben aplicar, quiénes deben decidirlas, cuáles son los impactos de la mala calidad del aire. Las preguntas, desde que se detonó la crisis, siguen siendo las mismas. Las respuestas, siguen brillando por su ausencia.

¿Deben circular a diario los autos que no contaminen? Puede ser. En materia de salud sí, pero, ¿y la movilidad? ¿Deben pagar más quienes circulen más? Sin duda. ¿Ya caducó el ‘hoy no circula’? ¿Qué sistema es el mejor? ¿se debe verificar una vez al año, dos, tres? ¿Debe mejorarse el transporte público? Por supuesto, urge.

El asunto es, ¿de dónde saldrá el dinero? ¿Debe incentivarse el uso de vehículos con tecnologías alternativas y no contaminantes? Sería deseable. ¿Debe haber horarios restringidos para el transporte de carga? Quizá. ¿Deben tener los transportistas rutas delimitadas? En teoría eso ya existe. ¿Qué hacemos con la CAMe? ¿Reestructurarla?

Al año se reportan 22 mil muertes por contaminación, decía la Comisión en el lejano 2016. En aquel momento, la secretaría de Salud capitalina señaló que eran mil 200 en la ciudad.

La Cofepris decía, por el contrario, que “nadie ha muerto por polución”. Ah, y el Instituto Nacional de Salud Pública señaló que había 20 mil muertes anuales debido a la contaminación del aire y nueve mil 600 de ellas correspondían al Valle de México. ¿Qué cambió desde entonces?

Muy poco. Casi nada. Las contingencias siguen entre nosotros… y seguirán.

POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN

M.LOPEZSANMARTIN@GMAIL.COM         

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