LA ESCENA EXPANDIDA

Cristóbal Ocaña, un referente en la vida pública yucateca

La compañía Umbral Danza Contemporánea celebra 35 años de trayectoria y es preciso reconocer la intensa labor de su director y fundador, quien ha puesto en el centro de su obra a la cultura maya

OPINIÓN

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Juan Hernández / La escena expandida / Opinión El Heraldo de México
Juan Hernández / La escena expandida / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Se debe hacer reconocimiento a la labor de Cristóbal Ocaña quien, a través de la danza, lleva 35 años visibilizando a los sectores sociales más desprotegidos en su región.

He seguido su trabajo y no me queda duda de la capacidad organizativa que el bailarín, coreógrafo y gestor cultural tiene.

Con su carisma y sencillez se ha ganado la simpatía y confianza de los ciudadanos que habitan los municipios y comisarías de Yucatán. Son las comunidades de estos pueblos, en su mayoría mayas, quienes han sostenido los sueños compartidos con Ocaña, para tener una presencia relevante en la vida cultural, social y política en el estado.

El reto de Ocaña ha sido mayor, toda vez que trabaja para los más pobres, discriminados y víctimas del racismo sistemático persistente en Yucatán. El artista es y ha sido un trabajador de la cultura marginado por la casta divina.

Foto: Cortesía

Pero la fuerza de las comunidades, de sus culturas, y el empuje de Cristóbal Ocaña, han superado los obstáculos que les han puesto en el camino. Con mucha fuerza, los pueblos mayas cobijan el trabajo de Ocaña, quien no cede en absoluto y defiende la idea fundamental del derecho al arte y el reconocimiento cultural de quienes permanecen ocultos bajo el dominio de una cultura dominante que los anula.

Cristóbal Ocaña logra reunir hasta a 400 bailarines de folclor en un festival al que ha llamado Danza Llanera; que es mucho más que folclor, se trata de una gran reunión de las diversas culturas de México, que con gran orgullo montan sus danzas tradicionales, los altares de muertos de su región y preparan comida de sus pueblos, para compartirlas con los asistentes.

En estos 35 años he presenciado hazañas de este tipo. Y es que Ocaña quiere dejar claro que la cultura maya no solo son las pirámides, estelas y cenotes, sino las personas vivas que conservan la lengua y cosmogonía de aquella civilización ancestral. 

El maestro Ocaña hace un trabajo desde el arte de la danza, pero expande su influencia a lo social, lo político y lo cultural en su sentido más amplio.

Él goza de otro tipo de poder: el de la empatía que genera entre los habitantes de los pueblos mayas. Es un líder en quien los ciudadanos confían y lo apoyan.

Entre otras cosas, Umbral Danza Contemporánea realiza un festival de La Edad de Oro, en donde ofrece el escenario para que las personas de la tercera edad bailen, ¡faltaba más! Se lo merecen, después de años de trabajo y de contribuir a la construcción de la nación. Aunque los “profesionales” de la danza, que muy poca influencia tienen en las comunidades de la región, lo descalifiquen. Como si hiciera falta su aprobación.

Cristóbal Ocaña ha construido una estructura para trabajar con diferentes plataformas. Todas dirigidas a dar visibilidad a quienes se mantienen en lo oscuro: niñas que fueron violentadas y se recomponen con el ejercicio dancístico, o el acompañamiento a niños y niñas con VIH que fueron abandonados por sus familiares.

Foto: Cortesía

Recientemente acudimos al 21 Certamen Internacional Umbral América Danza, en el que se busca al talento dancístico yucateco. Debo decir que talento hay de sobra, y que si esos jóvenes y niños recibieran la adecuada atención, un entrenamiento riguroso, Yucatán se levantaría como una potencia de la danza a nivel internacional, sin duda. Una danza viva, que vibre en las venas de la sociedad.

En el reciente certamen, realizado el mes de abril, Enrique Polanco, gestor cultural de Yucatán, reconoció el valor social, cultural y político del trabajo realizado por Umbral Danza Contemporánea, y se comprometió a darle todo su apoyo. Esperemos que la promesa se cumpla, porque se trata de una labor noble, en el entendimiento que sin las comunidades no hay país.

También se espera que la promesa no quede en el olvido, porque los ciudadanos no olvidan y llevan a cuesta la memoria de la justicia social, en la que no han sido favorecidos.

Es notable cómo desde la cultura popular y de la danza no preciosista ni pretenciosa, se logra fortalecer el tejido social de una sociedad históricamente desigual y víctima de los abusos constantes del poder.

Enhorabuena, por los 35 años de Umbral Danza Contemporánea. Muchos años más. 

POR JUAN HERNÁNDEZ

COLABORADOR

TW: @ISLAS33 / IG: @JUANHERNANDEZ4248

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