COLUMNA INVITADA

Alianzas estratégicas para enfrentar los desafíos ambientales

Todos, como sociedad en conjunto podemos disminuirla huella plástica que dejamos a las próximas generaciones

OPINIÓN

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Alejandra Molina / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México
Alejandra Molina / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Disminuir la polución de plásticos en nuestro mundo es una tarea que requiere el esfuerzo colectivo de múltiples actores: gobiernos, empresas, organizaciones sin fines de lucro… en fin: la sociedad en su conjunto. En este sentido, las alianzas son pilares fundamentales en la lucha contra la contaminación plástica. La reciente firma del Pacto de los Plásticos en México de WWF y WRAP es un claro ejemplo de los ánimos y compromisos desde cualquier esfera para generar un impacto significativo en la reducción del uso de plásticos y la promoción de alternativas sostenibles.

En primer lugar, es esencial comprender la magnitud del problema que enfrentamos. En general, la producción, uso y gestión del plástico, se sitúa en el centro de una crisis de contaminación. Cada año se producen a nivel mundial más de 400 millones de toneladas de plástico y se espera que, en un escenario sin cambios, la producción se triplique hasta alcanzar más de mil millones de toneladas métricas en 2060. 

En términos de uso, de acuerdo con el Inventario Nacional de Fuentes de Contaminación Plástica (INFCP), el consumo per cápita de plásticos en México se estimó en 66 kg/habitante/año, y la generación de residuos plásticos de 59 kg/habitante/año, de los cuales, entre 38 y 58% de los residuos es mal manejado o cuenta con alto potencial de fuga al ambiente.

Por otro lado, según el INFCP, el manejo o gestión de residuos en el país fue identificado como una de las principales fuentes de contaminación plástica en México. La cobertura de recolección plástica es de 83 por ciento, no obstante, sólo 2 por ciento de los más de dos mil 200 sitios existentes en el país puede clasificarse como sitio de control completo. Incluso, 11 por ciento de los sitios de disposición del país se encuentra cerca de la costa (a menos de 5 kilómetros), y 92 por ciento de los mismos no es controlado.

Por ello, es innegable que el plástico ha invadido nuestro entorno, desde los océanos hasta las montañas más remotas, causando un impacto devastador en los ecosistemas y la salud humana. Frente a esta crisis que requiere acción urgente, la colaboración es la fuerza esencial para el cambio. Las alianzas entre diversos actores se perfilan como el motor que impulsa soluciones transformadoras ya que, a través del intercambio de conocimientos, puede ampliarse la conciencia sobre los problemas y pueden identificarse soluciones efectivas y sostenibles.

Por ejemplo, a nivel global, en 2022, los Estados miembros de las Naciones Unidas (ONU) llegaron a un acuerdo para crear un tratado internacional destinado a abordar el problema de la contaminación plástica. El Comité Intergubernamental de Negociación (CIN) actualmente está trabajando en la redacción de este instrumento, con la meta de completarlo hacia finales de 2024. Durante las discusiones, se ha puesto énfasis en la implementación de medidas que consideren todo el ciclo de vida del plástico, desde su extracción y diseño hasta su producción y gestión de residuos. Esto ofrece la oportunidad de adoptar enfoques más conscientes sobre los sistemas de producción actuales.

Poco después, México, como parte de las negociaciones, inició la creación de su primer inventario de plásticos a nivel nacional, con apoyo del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA). Este ejemplo ilustra cómo la colaboración entre diversos actores, combinando conocimientos y recursos, puede conducir al desarrollo de soluciones innovadoras y sostenibles que también multiplican su impacto al llegar a más comunidades, generando así un cambio que trasciende las fronteras. 

Recientemente, México empezó a cimentar su camino hacia la obligatoriedad urgente necesidad del Pacto de los Plásticos, una iniciativa que reúne a una variedad de empresas e instituciones participantes con un objetivo compartido: reducir la contaminación plástica y promover la transición hacia una economía circular. El Pacto busca involucrar a todos los actores de la sociedad que son parte de la cadena de valor del plástico para combatir la contaminación plástica alineando sus esfuerzos y acciones individuales. A través de compromisos concretos, como la reducción del uso de plásticos de un solo uso y la promoción de la economía circular, las partes involucradas están sentando las bases para un futuro más sostenible y libre de plásticos.

De acuerdo con la ONU, un cambio hacia una economía circular puede tener varios beneficios, por ejemplo: reducir el volumen de plásticos que llegan a los océanos en más de 80 por ciento para 2040; reducir la producción de plástico virgen en 55 por ciento; ahorrar a los gobiernos 70 mil millones de dólares para 2040; reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 25 por ciento; y crear 700 mil puestos de trabajo adicionales, principalmente en el sur del mundo.

En este sentido, es fundamental seguir proponiendo soluciones que cubran todos los flancos: desde construir infraestructura adecuada para el reciclaje, hasta lo más complejo: vencer la resistencia al cambio por parte de algunos sectores industriales y la necesidad de educar y sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de reducir el consumo de plásticos de un solo uso y migrar hacia materiales más sostenibles como los bioplásticos.

Aquí es donde las alianzas juegan un papel crucial al proporcionar un espacio para la colaboración e intercambio de ideas para superar estos obstáculos. Al estimular la colaboración y el desarrollo de alternativas al plástico convencional, se abren nuevos horizontes en la lucha contra la contaminación plástica, inspirando a otras regiones y países a seguir este modelo.

En última instancia, contribuir a la conservación de nuestro planeta no es solo una responsabilidad, sino también una oportunidad. Al unir fuerzas a través de alianzas exitosas no sólo estamos protegiendo el medioambiente y salvaguardando la salud pública, sino que también estamos construyendo un futuro más próspero y sostenible para las generaciones venideras. En este sentido, cada empresa, gobierno y ciudadano tiene un papel que desempeñar en esta misión compartida. Juntos, podemos disminuir la huella plástica que dejamos en el mundo y dejar un legado de cuidado y respeto por nuestro planeta.

POR ALEJANDRA MOLINA

COMMS & MKT MANAGER DE BIOELEMENTS

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