COLUMNA INVITADA

No debemos acostumbrarnos

En esas zonas nadie puede garantizar que los procesos electorales se lleven con normalidad, las autoridades electorales son simples espectadores de lo que pasa

OPINIÓN

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Héctor Serrano / Colaborador / Opinión El Heraldo de México
Héctor Serrano / Colaborador / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

Lastimosamente nos estamos acostumbrado a que la violencia sea parte de nuestra vida política, en lo que va de esta elección, más de 60 personas relacionadas con el proceso han sido asesinadas. La violencia no es un fenómeno nuevo ni reciente, pero a casi 6 años del gobierno de la 4t, su erradicación será una más de las muchas promesas de campaña incumplidas, la pacificación del país tendrá que esperar, por lo menos seis años más.

La violencia es un problema generalizado en diversas zonas del país, sobre todo en donde gobierna el crimen organizado, ahí los criminales son los que mandan, los señores de la droga imponen su voluntad sin ningún contrapeso, los asesinatos y las desapariciones son parte de la vida cotidiana. En esas zonas nadie puede garantizar que los procesos electorales se lleven con normalidad, las autoridades electorales son simples espectadores de lo que pasa.

La intervención del crimen organizado en los procesos electorales es una realidad latente, ante lo contundente de las evidencias, nadie podrá decirse sorprendido por los previsibles resultados; muchas zonas del país seguirán siendo gobernadas por el crimen organizado. La corrupción es el caldo de cultivo que ha permito llegar a estos niveles de descomposición, no se puede entender esta realidad sin la complacencia de las autoridades.

En estos niveles de inseguridad muchos candidatos a distintos puestos de elección popular tienen que realizar sus campañas, y aunque no puede descartarse la colusión de alguno de ellos con el crimen organizado, la gran mayoría son ajenos a las actividades ilícitas de ese nivel. En México nadie está completamente a salvo de ser víctima de la violencia, incluso la actividad política se ha convertido en una profesión de alto riesgo, nunca como hoy habíamos estado tan inseguros. 

También es cierto que aprovechando los  niveles de violencia, los políticos pueden ser presas de venganzas personales orquestadas por sus contrincantes, la impunidad es el ambiente idóneo para que cualquier delito se realice sin temor. Ante la falta de justicia para las víctimas, muchos crímenes jamás serán resueltos y siempre quedará la duda de quienes fueron los responsables, nada es más preocupante en los procesos electorales que la falta de certeza. 

La Ciudad de México había sido ajena a lo que pasa en otros estados de la República, desde que surgió el primer gobierno democrático de la capital en 1997, los chilangos habíamos llevado nuestros procesos electorales con relativa calma. Incluso en 2018, cuando Morena arrasó en las elecciones presidenciales, no existieron atentados contra la vida de ningún candidato, la actividad política podía ejercerse con tranquilidad y contaba con el respaldo de las autoridades.

Es preocupante que las últimas semanas de la elección capitalina se estén descomponiendo aún más, si de por sí ya existía un ambiente enrarecido por las investigaciones abiertas contra varios candidatos, los sucesos de la última semana lo confirman. Alessandra Rojo de la Vega, candidata de la alianza opositora a la alcaldía Cuauhtémoc, aseguró haber sufrido un atentado contra su vida como producto de la actividad política que realiza. 

De confirmarse su dicho, estaríamos frente a un hecho inédito en la historia reciente de nuestra ciudad, lo cual no es un buen augurio para nuestro futuro, pues de no esclarecerse los hechos de forma contundente y dar con los responsables, podría ser el inicio de una larga cadena de hechos delictivos. Las autoridades están obligadas a realizar una investigación profesional alejada de cualquier sesgo político y a garantizar la integridad física de todos los candidatos. 

Los capitalinos no debemos acostumbrarnos a que la violencia sea parte de nuestros procesos electorales, en ello debemos poner nuestra indignación y empeño.

POR HÉCTOR SERRANO AZAMAR

COLABORADOR

@HSERRANOAZAMAR

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