REPÚBLICA H

El dedazo como recurso para la paridad de género

La estructura patriarcal sigue definiendo las candidaturas y la perpetuidad del poder. Gobernar se ha convertido en un negocio familiar que ha logrado colocar a las esposas de gobernadores como candidatas a un puesto de representación popular, o bien para que hereden su cargo

OPINIÓN

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Sofía García / República H / Opinión El Heraldo de México
Sofía García / República H / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

La paridad de género ha sido un factor predominante para el incremento de mujeres en espacios de representación popular o como candidatas con amplias posibilidades reales de éxito. Sin embargo, aunque en algunos casos se ha avanzado, aún persisten prácticas de la vieja política en la designación de candidaturas, lo que plantea interrogantes sobre la verdadera representación de las mujeres. La estructura patriarcal sigue definiendo las candidaturas y la perpetuidad del poder. Gobernar se ha convertido en un negocio familiar que ha logrado colocar a las esposas de gobernadores y alcaldes como candidatas a un puesto de representación popular, o bien para que hereden su cargo.

Algunos ejemplos son: la candidata de Morena a Puerto Vallarta, María de Jesús López Delgado, quien heredó la candidatura para suceder a su esposo, el actual alcalde de Vallarta, Luis Alberto Michel. Otro ejemplo más es Ruth González, esposa del gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, quien es candidata al Senado por el PVEM, y a Mariana Rodríguez, esposa del gobernador de Nuevo León, Samuel García, quien se postuló como candidata a la capital de ese estado.

Este fenómeno plantea interrogantes sobre la verdadera representación de las mujeres en la política. Si bien estas candidaturas pueden parecer un avance, es crucial cuestionar si realmente están impulsando un cambio significativo o simplemente representan la masculinización de un sistema.

En el ámbito internacional, el caso de Argentina es relevante. Cristina Fernández sucedió a su esposo, Néstor Kirchner, lo que llevó a organizaciones feministas del país a descalificarla y fue duramente criticada por el acceso que tuvo al poder sin que esto repercutiera en avances en materia de Derechos Humanos.

Por todo esto, es importante insistir en que, a pesar de los avances, la estructura patriarcal sigue presente en la política, dictando normas y expectativas que influyen en el quehacer político. Muchas mujeres que alcanzan cargos de representación popular se ven obligadas a adaptarse a este esquema, reproduciendo modelos de liderazgo en lugar de abogar por políticas que beneficien a otras mujeres.

Es crucial cuestionar esta dinámica y trabajar hacia un cambio real que promueva la igualdad de género en todos los niveles de gobierno.

La mera presencia de mujeres en la política no es suficiente si no se traduce en políticas y decisiones que aborden las desigualdades de género arraigadas en nuestra sociedad. Es fundamental que las mujeres en cargos de poder utilicen su posición para promover políticas que beneficien a todas las mujeres y niñas. Necesitamos una verdadera representación que refleje la diversidad de experiencias y perspectivas de las mujeres en la sociedad. No queremos mujeres que representen la extensión de las telarañas del poder de sus esposos o partidos políticos, sin tener en cuenta cómo llegaron ahí.

No debemos olvidar que fueron las organizaciones de la sociedad civil las creadoras e impulsoras de leyes y herramientas que hoy permiten la participación de las mujeres en la política.

Es un tema complejo que requiere un enfoque crítico y reflexivo. Debemos cuestionarlas, igual que a los hombres, debemos conocer de su experiencia y capacidad de quienes buscan llegar a esos cargos.

 ¿Son ellas las que necesitamos en el poder? ¿Nos representan verdaderamente? ¿Están haciendo los cambios necesarios para un país tan lastimado, lleno de feminicidios e infanticidios? ¿Están velando por presupuestos más justos para las mujeres y niñas? ¿Están desarrollando políticas públicas con perspectiva de género? ¿Sabrán estas mujeres cuántos años de lucha pasaron para que ahora sean candidatas por dedazo?

Si no cuestionamos y sólo vemos que cada vez más mujeres están ahí, sin importar el origen, seguiremos enfrentando una paridad invisible, y por ende no podremos lograr la construcción de un futuro más justo e inclusivo para todas y todos.

El género no sólo nos involucra a las mujeres, nos involucra a todos como sociedad.

Nos vemos a las 8 por el 8.

POR SOFÍA GARCÍA

COLABORADORA

@SOFIGARCIAMX

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