LA REBELIÓN GEOPOLÍTICA

La Expansión Nórdica de la OTAN

La reciente aprobación de Hungría al ingreso de Suecia en la OTAN marca un hito significativo

OPINIÓN

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Talya Iscan / La rebelión geopolítica / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La reciente aprobación de Hungría al ingreso de Suecia en la OTAN marca un hito significativo en la geopolítica europea, especialmente después de que Türkiye, otro miembro reticente, diera su visto bueno. Esta decisión no solo amplía y acerca la frontera de la OTAN a Rusia, sino que es también un cambio sorprendente en la postura de Hungría.

Hasta ahora, su presidente había mostrado una notable afinidad con Rusia en comparación con otros países miembros de la Unión Europea, especialmente desde el comienzo de la guerra en Ucrania en 2022.

Desde la perspectiva de Rusia, la expansión de la OTAN hacia el norte puede ser vista como una amenaza directa a su seguridad y a su influencia en la región. Históricamente, el Kremlin ha percibido cualquier adhesión de la OTAN como una provocación y un cerco estratégico, lo que podría agudizar aún más las tensiones entre Rusia y el bloque occidental.

Esta ampliación de la OTAN hacia Suecia, un país con una significativa capacidad militar y un compromiso con los valores occidentales, podría interpretarse en Moscú como un desafío directo a su influencia en el Báltico y más allá.

Lo que hace particularmente interesante el giro de Hungría es su previa postura de acercamiento indirecto hacia Rusia. Bajo el liderazgo de Viktor Orbán, Hungría ha mantenido una relación ambivalente con la Unión Europea y la OTAN. La negativa inicial de Hungría a aprobar los paquetes de apoyo a Ucrania y su reluctancia en condenar abiertamente la invasión rusa reflejaban una política exterior cautelosa, diseñada para no alienar a Moscú.

En ese contexto, la relación entre Hungría y Rusia se había convertido en un tema de debate. Lo que algunos interpretan como cercanía estratégica podría entenderse, en realidad, como una medida pragmática en el ámbito energético.

El ministro de Exteriores de Hungría había subrayado que su país continuará comerciando con Rusia en materia energética, a pesar de las medidas adoptadas por la Unión Europea para diversificar sus fuentes de energía y reducir la dependencia del petróleo y el gas rusos. Según Péter Szijjártó, esta decisión no respondía a consideraciones políticas, sino a la necesidad de garantizar el suministro seguro de energía para el país.

Además, Hungría había expresado preocupaciones sobre los derechos de las minorías húngaras en Ucrania, lo que ha complicado aún más sus relaciones con Kiev y, por extensión, su postura dentro de la OTAN.

Ahora, la decisión de aprobar  la entrada de Suecia en la alianza sugiere un reconocimiento de la importancia estratégica de “fortalecer” la OTAN frente a las acciones de Rusia en Ucrania.

Este cambio de postura podría interpretarse como un cálculo de Hungría, reconociendo que la seguridad y estabilidad a largo plazo de Europa —y por ende, su propia seguridad— depende de una OTAN fuerte y cohesiva.

La decisión de Hungría, por lo tanto, no solo es un reflejo de la compleja geopolítica europea, sino también una señal de la resiliencia de la OTAN frente a desafíos emergentes. Resulta llamativo que un país históricamente pacífico y no intervencionista como Suecia haya sido tan insistente en unirse a esa alianza militar.

Y el que Hungría, un país que podría considerarse socio comercial de Rusia y que no respaldaba ciegamente las operaciones militares de Ucrania, haya dado luz verde a la ampliación de la OTAN, plantea interrogantes. 

POR TALYA ISCAN

CATEDRÁTICA EN LA UNAM Y LA UP

@TALYAISCAN

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