COLUMNA INVITADA

El “Compromiso por la Paz” de la CEM: primer paso para su construcción en México

El pasado lunes la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), máximo órgano colegiado de la Iglesia Católica

OPINIÓN

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Hugo Eric Flores / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México
Hugo Eric Flores / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

El pasado lunes la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), máximo órgano colegiado de la Iglesia Católica que reúne a todos los obispos del país, convocó a las candidatas Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez, y al candidato Jorge Alvarez Máynez, a una especie de pasarela donde los invitaron a firmar el “Compromiso por la Paz”.

Este documento de corte académico elaborado por un grupo interdisciplinario de especialistas surge de una serie de foros convocados por la Iglesia Católica en todo el país después de los asesinatos de los sacerdotes jesuitas en la sierra tarahumara de Chihuahua en junio de 2022.

El  “Diálogo Nacional por La Paz”, foros en los que participaron más de 20 mil personas, terminó con en este documento de 50 páginas en el que desarrollan 7 ejes temáticos: Tejido Social, Seguridad, Justicia, Cárceles, Adolescentes, Gobernanza y Derechos Humanos.

Cada eje contiene un diagnóstico del tema en cuestión, propuestas y conclusiones. Destacan de manera relevante las 117 propuestas para la construcción de una ruta de acción colectiva para combatir la violencia y la descomposición social. Por donde quiera que se vea dicha iniciativa es todo un acierto. Primero por ser un evento inédito, segundo por proponer un documento inédito. Reconstruir el tejido social es, sin duda, una de las prioridades nacionales.  

Impulsar la “Cultura de la Paz” enfrenta en México numerosos desafíos: prejuicios bien arraigados; divisiones y polarización política; intereses que les conviene perpetuar el conflicto; regiones controladas por organizaciones criminales; corrupción de las clases políticas; y la falta de una cultura de la legalidad y el respeto a la ley.

La “Cultura de La Paz” no solo es la ausencia de conflicto, es impulsar la armonía y reconstruir el tejido social a través del diálogo, la empatía y el respeto mutuo. Esta cultura debe abarcar aspectos sociales, políticos, económicos y desde luego ambientales. La reconciliación además de entre semejantes también debe darse con nuestro medio ambiente.  

El contenido del “Compromiso por La Paz” es por demás interesante, más allá de ser un documento eminentemente académico -con todas las fortalezas y debilidades que esto conlleva-, toca temas sensibles que hace un tiempo las resistencias religiosas hubieran por lo menos evitado; por ejemplo, la regulación de la marihuana.

Otros más que contradicen la estrategia actual del gobierno como es la desmilitarización de las tareas de seguridad pública. Otros atrevidos como es la reinserción y desmantelamiento de redes criminales. Y uno más, por mencionar solo algunos, como una reforma electoral para erradicar la penetración del crimen organizado en los partidos políticos.

No hay duda que en un documento de esta índole donde las propuestas son muy concretas, no se puede profundizar en varias de sus ideas. Por ejemplo, a mi juicio falta mucho por desarrollar del papel del Poder Judicial en la pacificación del país. O, entrar de lleno a propuestas en materia de educación como podría ser una materia obligatoria en primaria y secundaria sobre Cultura de La Paz y Cultura de la Legalidad, nuestros niñas y adolescentes merecen tener una formación distinta.

O bien, redireccionar recursos de la militarización a la educación, la salud pública y la pobreza en zonas de extrema violencia. Adicionalmente estrategias que impulsen el diálogo y la mediación comunitaria, debemos recobrar nuestro sentido de comunidad. También debemos regresar a una promoción integral de los derechos humanos, retomar el camino perdido buscando como sociedad la justicia social y económica, sin olvidar nunca y la sustentabilidad ambiental.

No se trata de hacer crítica sino al contrario contribuir con más ideas como lo propuso Claudia Sheinbaum en su intervención. La primera piedra está puesta con en este documento esperamos que sea la angular. 

Lo mismo sucedió con el evento. Primero felicitar a la CEM, que bueno que la Iglesia Católica haya dado un paso adelante, la sociedad y México lo necesitan. Segundo, el formato fue excelente porque no generó encono, ni debate, sino construcción y diálogo. Tercero, que bueno que asistieron las y los aspirantes presidenciales y que signaron el documento.

Debo destacar, aunque algunos no estén de acuerdo, que Claudia Sheinbaum no firmó el documento a ciegas, invitó al diálogo y a fortalecer la propuesta sin dejar de firmarlo. No iba en busca de votos y a quedar bien con la alta jerarquía católica, acepta la propuesta y propone profundizar y debatir.

Sin embargo, debo decirlo, faltamos muchos. Faltaron más iglesias, la evangélica que es la segunda iglesia más numerosa en México. Y desde luego muchos actores sociales y políticos que pueden contribuir de manera significativa a esta prioridad nacional. Insisto, no es crítica a un gran inicio, sino contribución para el fortalecimiento de esta gran iniciativa.

La construcción de una cultura de la paz emerge como una esperanza para México. La posibilidad de crear una nueva manera de resolver nuestras diferencias, nuestros conflictos sociales y políticos siempre pensando que en esta propuesta educar es cultivar actitudes, comportamientos e instituciones que prioricen la no violencia, la cooperación y el entendimiento. En nuestro país necesitamos devolvernos nuestra mexicanidad a través del sentido de pertenencia y solidaridad, esa es nuestra esencia, está en el alma nacional ser solidarios.

La buena noticia es que la Iglesia Católica ya apareció, la mala es que faltan muchas instituciones religiosas, educativas y de la sociedad civil. Sin embargo ahí está el ejemplo y una ruta que todos deberíamos apoyar sin recelos, sin intereses personales, sin protagonismos.

Jóvenes en manos del crimen, como consumidores o como parte de su ejército; familias sufriendo por sus desaparecidos; y nuevos factores de poder que en la ilegalidad parecen insaciables, son suficiente razón para unirnos y darle esperanza y futuro a miles de mexicanos. De verdad, México también necesita sanidad espiritual y hay liderazgos que deben conducir a nuestra gente por esos caminos.

El Rey David se quejaba en uno de sus Salmos que “había vivido mucho tiempo con los que aborrecen la paz”; el Rey Salomon en uno su proverbios sentenciaba “que los necios aman la intriga y enredan a todos en sus pleitos pero que los sabios siembran la paz”. 

Para los cristianos, católicos y evangélicos, la Biblia es clara: “bendecidos sean los pasos de los que anuncian la paz”. Ha llegado el momento de que los ministros de la reconciliación recorran todo Mexico porque es el tiempo de sembrar paz y esperanza. 

Ya sembraron con su sangre los pastores católicos Javier Campos y Joaquin Mora, sus asesinatos no deben quedar impunes, así como la de miles de mexicanos, pero esa semilla debe dar como fruto  la reconciliación entre los mexicanos. No hubo en la historia de la humanidad mejor promotor de la paz que Jesus, por eso fue, es y será llamado “Príncipe de Paz”.

No hay duda, sus discípulos debemos promover y propiciar nuestra propia paz, la personal y la social. Enhorabuena, ahora que la fe y la esperanza se vuelvan vivas, y concretemos en acciones y realidades nuestras ideas y oraciones. Shalom, Claudia, Xochitl y Máynez. ¡Shalom Mexico!

POR HUGO ERIC FLORES

PRESIDENTE DEL PES MORELOS

@hugoericflores

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