DESDE AFUERA

Tiempos difíciles

La relación México-EU está determinada por la vecindad y una integración social y económica, pero sus problemas demandan una mayor acción

OPINIÓN

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José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: Especial

La campaña presidencial 2024 en México está en marcha, en medio de pendientes internacionales que pueden crear problemas o estallar en las manos de quien asuma el 1 de octubre.

De entrada, la relación con Estados Unidos, aunque buena en general gracias al tradicional acuerdo de estar en desacuerdo y aislar las cuestiones más complicadas, parece entrar en terrenos difíciles.

Mientras en EU la seguridad de la frontera con México, con componentes tan serios como migración y narcotráfico, está en el ojo del huracán, hay una serie de otros temas importantes, como cuestiones comerciales aún por resolverse.

Un influyente sector del Partido Republicano y su bancada en el Congreso se han expresado con evidente desconfianza respecto al gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

El expresidente Donald Trump, probable candidato en las elecciones presidenciales de este año, presume de que durante su gobierno (2016-2020) presionó al mexicano para detener el flujo de migrantes centro y sudamericanos, y prometió abiertamente volver a hacerlo.

Legisladores republicanos han llegado a proponer el uso de fuerzas especiales militares para destruir laboratorios y capturar jefes de los cárteles en México. 

Para otra parte de ellos, se trata de la aparente simpatía hacia los regímenes de Cuba y Venezuela.

Es cierto que la imagen pública de los problemas en la frontera está determinada, en gran medida, por el rejuego político doméstico estadounidense, pero la "ayuda" que recibe del lado mexicano, sobre todo, en forma de las masacres y tiroteos de grupos del narcotráfico en ciudades de la región, la llegada de drogas a través de la frontera así como los grupos de migrantes a la espera de cruzar, no ayudan a bajar el tono alarmista.

Hay además, un millón de estadounidenses residentes en México. La preocupación en torno al respeto a DDHH y políticos, reflejados en reportes negativos de organismos no-gubernamentales señalan las preocupaciones desde la izquierda de EU, se unen a las consideraciones de grupos académicos y de análisis, que son a su vez cajas de resonancia política.

Y como complemento, las quejas en torno a temas comerciales que los estadounidenses y, en algún caso, los canadienses también presentan como presuntas violaciones mexicanas al Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC): de las quejas sobre el posible uso de acero o aluminio chinos en las exportaciones mexicanas hacia Estados Unidos a las relativas a la prohibición mexicana a la importación de maíz transgénico, o las preferencias a las empresas estatales de producción y distribución de petróleo, gas y electricidad.

Todo esto se reflejará probablemente en la revisión del T-MEC, en 2026. La relación México-EU como tal está determinada por la vecindad y una creciente integración social y económica, pero sus problemas demandan una mayor acción que la mera continuidad de la actual no-política.

POR: JOSÉ CARREÑO FIGUERAS

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM                   

@CARRENOJOSE

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