Como integrante de la Comisión de Defensa Nacional de la Cámara de Diputados, alcé mi voz contra un presupuesto que más que proteger a nuestras Fuerzas Armadas, las degrada. El gobierno de Morena ha demostrado, una vez más, que su verdadera prioridad no son los héroes que nos defienden, sino las obras faraónicas que alimentan sus intereses políticos.
En un acto de profunda irresponsabilidad, el régimen actual propone recortar un 43.8% al presupuesto de Defensa Nacional, mientras mantiene intactos recursos millonarios para proyectos como el Tren Maya, cuya utilidad pública es más que cuestionable. La ecuación es simple: menos recursos para quienes nos protegen, más dinero para obras de dudosa rentabilidad. Mi posición es categórica: no podemos permitir que se sacrifique el bienestar de las familias militares en el altar de la propaganda gubernamental.
Mientras Morena destina fortunas a infraestructura turística, los hijos de nuestros soldados ven amenazadas sus becas, sus programas de apoyo, su futuro.
Veracruz, tierra de heroica historia militar, no puede permanecer en silencio. Nuestro estado, que ha sido primera línea de defensa en momentos críticos de la patria, merece un gobierno que honre el sacrificio de sus uniformados, no que los reduzca a cifras presupuestales. El Plan DN-III-E, fundamental para la atención de desastres, está siendo severamente golpeado. ¿Con qué recursos contarán nuestros militares para responder a emergencias? ¿Con qué garantías cuentan las familias que dan todo por México?
La realidad es que este recorte presupuestal no es un simple ajuste económico, es un ataque directo a la institución militar que ha sido columna vertebral de nuestra estabilidad nacional. Los militares no son un gasto, son una inversión en seguridad. Cada peso recortado significa menos entrenamiento, menos equipamiento, menos capacidad de respuesta ante los desafíos que enfrenta nuestra nación.
Resulta particularmente ofensivo que mientras se recortan recursos a las Fuerzas Armadas, el gobierno de Morena mantiene intactos presupuestos millonarios para proyectos de dudosa utilidad. El contraste es brutal: menos dinero para quienes nos protegen, más recursos para infraestructura que no resuelve los problemas estructurales de México. La defensa de México no se negocia con ocurrencias ni se reduce a cifras presupuestales. Nuestros militares son herederos de una tradición de honor, sacrificio y entrega que va más allá de cualquier decisión administrativa.
Son ellos quienes han estado en la primera línea combatiendo el crimen organizado, auxiliando en desastres naturales, garantizando la seguridad de millones de mexicanos. Recortarles recursos es recortarle recursos a la esperanza y la protección de la ciudadanía. Nuestros soldados merecen más que discursos vacíos; merecen un compromiso real, presupuestos dignos y el reconocimiento de una nación que comprende el valor de su sacrificio diario.
POR LORENA PIÑON RIVERA
DIPUTADA FEDERAL
@LORENAPIGNON_
MAAZ