Sin lugar a duda, la historia de la XERA (antes XER), es una de las más interesantes en la industria de la radiodifusión, no sólo por las innovaciones tecnológicas e increíble potencia, alcance y poder de la emisora, sino también por quien sería su dueño y líder. Se trata del polémico Doctor John R. Brinkley, un estadounidense originario de Kansas que en su momento operó otra emisora en su ciudad natal que por prácticas engañosas terminaría perdiendo, pero que encontraría más tarde en la pequeña ciudad de Villa Acuña, Coahuila la oportunidad de hacerse de una nueva estación que llegó a considerarse la más potente del mundo en la década de los 30s.
El Dr. Brinkley comenzó desde abajo hasta llegar a ser una persona muy importante e influyente en los Estados Unidos. Desde joven, fingiría ser un destacado doctor certificado, realmente nunca se lograron probar sus estudios, pues en realidad era un muy astuto charlatán que se dedicaba a estafar a la gente.
En aquellos años se le ocurre una idea un tanto extraña pero que funcionaría a la perfección. Decía que, con injertos de glándulas de chivos, podía hacer que las personas que sufrían problemas de esterilidad lograrían recuperarse completamente y no sólo esto, mejorarían en todo sentido su salud de forma muy relevante. Es obvio que era una gran estafa, pero con el convencimiento de su estación de radio logró persuadir a muchas personas que iniciarían dichos procedimientos, que más tarde serían gravemente afectadas. Mientras tanto, el Dr. ya se había convertido en millonario, inclusive había puesto un hospital que continuaría engañando a su público diciendo que curaba también otro tipo de enfermedades, como las de la próstata, pero lo único que les daba eran “medicamentos” falsos a base de agua con colorantes. Por esta razón, eventualmente las autoridades norteamericanas retirarían su estación con motivos de fraude, engaños y estafas a las audiencias y es entonces cuando el doctor decide viajar a Villa Acuña en donde ve la oportunidad para levantar una nueva radiodifusora que enfocaría al mercado americano principalmente de “Del Río”, Texas.
Una vez asentado en Villa Acuña, comienza a instalar y operar la estación XER que luego cambiaría a XERA, considerada la más potente del país, del continente y de todo el mundo. Así es, esta estación llegaría a transmitir con 500 mil watts de potencia y en ocasiones logró subir a 850 mil y en algunos periodos hasta en un millón de watts, algo nunca visto. Con esa potencia, lograda en aquella época por el trabajo del ingeniero Will Branch de Forth Worth y más adelante con el apoyo del ingeniero Jim Weldon, la estación no sólo radiaba en todo el territorio nacional, sino en todo Estados Unidos, Canadá, Australia, Europa y en la mayoría de las ciudades del resto del mundo.
Esta situación comenzó a provocar muchos problemas con las autoridades de México, ya que la programación no sólo era engañosa, sino que afectaba a otras emisoras de los Estados Unidos. Tras varios intentos por cerrar la estación, el Dr. Brinkley sobornaba, maniobraba y arreglaba de alguna manera sus problemas para salirse con la suya. Cabe señalar que inclusive la emisora no podía estar a su nombre dado que no se permitía que un extranjero fuera el dueño de una emisora en territorio mexicano.
De acuerdo con el libro de José Luis Ortiz Garza, La Reina del Aire, que relata la historia de Brinkley y de la XERA (XE Reina del Aire), el Dr. fue pionero en la grabación de programas completos con anunciantes, en la realización de controles remotos desde su casa en Kansas hasta Villa Acuña con líneas telefónicas, en la gran forma que realizaba la programación musical que hizo famoso a grandes artistas y en saber explotar este medio para sus fines personales, ya que en una ocasión fue candidato a la gubernatura de Kansas y en otra candidato a la presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica. El Dr. Brinkley comprendió el poder que tiene el gran medio de comunicación que es la radio y lo supo utilizar para sus fines, que desafortunadamente lo que él buscaba era la estafa y el engaño.
Era tal el éxito de la estación que decide adquirir la estación XEWA de alta potencia en la ciudad de Reynosa, Tamaulipas para seguir fortaleciendo sus consultas médicas y protegerse en caso de que le quitaran la emisora XERA. Se tiene información que el doctor recibía cientos o hasta miles de cartas todos los días en donde los pacientes buscaban nuevas recetas médicas para mejorar su salud, algunas de ellas traían dinero para que se enviaran medicamentos desde su nuevo hospital en Del Rio, Texas.
Villa Acuña pasó de ser un pequeño pueblo a una ciudad relevante gracias a los negocios que estableció Brinkley. Desde su llegada, floreció el turismo, los hoteles, bares, restaurantes y todo fue posible gracias al uso que le dio a su potente frecuencia radioeléctrica.
Eventualmente, las demandas y presiones del gobierno de la república hicieron que Brinkley perdiera la estación y cayera en dificultades financieras, mucha gente poderosa estuvo detrás de este intento de quitar el poder al doctor.
Debido a las prácticas indebidas en materia publicitaria y en todo sentido de la estación, se crearon muchas regulaciones por parte de la Secretaría de Comunicaciones y Obras Públicas (SCOP) que mejoraron en términos de competencia, derechos de las audiencias, así como de la reasignación de frecuencias radioeléctricas y canales libres internacionales que se otorgarían en aquellos años.
La estación XERA de Acuña dejó de existir, pero hay en la actualidad una emisora importante y de alta potencia que opera el Instituto Mexicano de la Radio (IMER), bajo las siglas XERF – 1570 AM y XHRF – 103.9 FM que de alguna manera llenaron el vacío que dejó la poderosa estación de Acuña, transmitiendo el formato “La Poderosa” con música variada y otros contenidos de noticias y entretenimiento.
Quizá nunca logremos ver de nuevo otra estación de radio tan potente como la XERA y será difícil igualar la charlatanería de un hombre tan astuto como fue el Dr. Brinkley, pero lo que sí sabemos es que esta emisora fue escuchada por mucha gente en diferentes países del mundo y tocó, para bien o para mal, a varias personas que no se despegaban de su aparato de radio para escuchar a “La Reina del Aire”, también conocida en inglés como "Sunshine Station between the Nations".
POR: ADRIÁN LARIS CASAS
DIRECTOR DEL HERALDO RADIO Y PRESIDENTE DEL CONSEJO CONSULTIVO DE LA CIRT
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