Sabemos que las compras públicas tienen la fuerza para no dejar a nadie atrás; para que podamos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y cambiar positivamente el mundo.
Las compras públicas son las adquisiciones realizadas por los gobiernos para ofrecer servicios a la población. Es, por tanto, una de las herramientas más poderosas que tienen los gobiernos del mundo para tener un impacto positivo hacia sus poblaciones.
Imagínense... ¿Cómo cambiaría nuestra vida un sólo proyecto de compra pública transparente y sostenible? Por ejemplo, un proyecto de electromovilidad que mejora la eficiencia en el transporte, reduce los tiempos de espera, mejora la seguridad en la zona, y conlleva beneficios medioambientales.
Cuando un gobierno realiza compras públicas, más eficientes y más incluyentes, con perspectiva de género, produce ahorros, impulsa cambios económicos, sociales y ambientales beneficiosos.
Sin embargo, hay varios factores que pueden hacer que las compras públicas no se lleven a cabo de la mejor forma y afecten negativamente a las poblaciones.
Un primer factor es la corrupción. Miremos a estas estimaciones globales: El FMI estima que entre $1.5 a $2 billones de dólares se pierden anualmente en el mundo debido a la corrupción en forma de sobornos. El Foro Económico Mundial, indica que el costo de la corrupción podría representar hasta un 5% del PIB mundial. Y, en términos de impacto en la inversión, la corrupción reduce la inversión extranjera directa (IED), lo que tiene un impacto negativo en el crecimiento económico.
Según un informe mundial de Transparencia Internacional, la corrupción en sectores como las adquisiciones públicas y los grandes proyectos de infraestructura del mundo puede inflar los costos en un 10-30%, afectando negativamente el desarrollo económico y social.
Otro factor es que la corrupción en el mundo se mide también en la falta de inclusión y diversidad. Por ejemplo, la economía mundial podría crecer en cinco billones USD si las mujeres participaran como empresarias en la misma medida que los hombres.
Este enfoque ayuda también a mitigar los efectos del cambio climático. No olvidemos que la contratación pública es directa o indirectamente responsable de 15% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero (GEI) (WEF, Green Public Procurement, 2022).
En definitiva, esta situación impacta directamente en los ODS, que son un reflejo de lo que nosotros/as como humanidad queremos para reducir la pobreza, el hambre y las enfermedades, crear sociedades pacíficas, inclusivas e igualitarias, proteger el planeta y apoyar el crecimiento económico, social y ambiental sostenible.
Una eficiente gestión de las compras públicas, puede contribuir enormemente a reducir la brecha anual de financiamiento de los ODS de aproximadamente de $650 mil millones estimada para América Latina, según la CEPAL.
Sabemos ahora que las decisiones que tomen los gobiernos del mundo sobre cómo gastar el dinero público es crucial para impulsar la economía hacia la innovación, la sostenibilidad y la resiliencia. Estas decisiones pueden marcar una diferencia significativa en nuestro futuro colectivo.
POR GIUSEPPE MANCINELLI
Director Regional Adjunto para América Latina y Representante en México de UNOPS.
Contribución a título personal, no compromete a la UNOPS y a la ONU
MAAZ