COLUMNA INVITADA

Año Nuevo y promesa del futuro

A estas alturas tal vez es mucho pedir que con el Año Nuevo en ciernes reforcemos el ser mejores personas, lo cual implica ser mejores servidores públicos

OPINIÓN

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Juan Luis González Alcántara / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de México
Juan Luis González Alcántara / Columna Invitada / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Stefan Zweig enmarca la historia de su novela Carta de una desconocida en la celebración del Año Nuevo. A pesar de la idea de renovación que nos impulsa la idea de la noche vieja y el inicio de un nuevo comienzo de calendario, la mencionada desconocida de esta obra reitera año con año una insistencia pasional a través de una relación epistolar sólo de ida.

El Año Nuevo nos convida a repensar nuestros proyectos de vida y a veces tenemos la falsa idea que todo lo tenemos bajo control. Sin duda, la disciplina y la dedicación son factores determinantes para cumplir un cúmulo de metas que nos proponemos a partir del día 1 del nuevo año. Pero debemos tener cierto espíritu estoico en el que reconozcamos que hay elementos ajenos a nuestras decisiones que trastocan el curso normal de los eventos. Y esos imponderables son tan extramuros a nuestras fortalezas que sólo nos dejan la siguiente alternativa: el pesimismo, pensar que todo se truncó –y que, en realidad, así puede suceder– o la serenidad de saber cómo ajustarse a las nuevas circunstancias.

El cambio hacia el 2025 a título individual vendrá a cambiar los proyectos de vida de miles de hombres, mujeres y familias que se dedicaron en tiempo y esfuerzo al Poder Judicial, construyendo paso a paso una respetada carrera profesional en los terrenos de la justicia. Tal vez muchos de ellos no imaginaron siquiera lo que se avecinaba y habían hecho planes a mediano y largo plazo, todo cifrado a una constante basada en la estabilidad laboral.

Como dije, los imponderables sobrevienen y algunos quedan fuera de nuestra esfera de influencia. No podemos cambiar el nuevo curso de las cosas, el cual afectará en forma importante un camino que previmos y del que no imaginábamos sobresaltos en ese trascurso.

Insisto, en el estoicismo: si hay solución, no deberíamos preocuparnos, sólo ocuparnos por remediar el problema; si no hay alternativa, tampoco habrá mucho que hacer. En todo caso, la adaptación es un buen consejo para los tiempos venideros.

A estas alturas tal vez es mucho pedir que con el Año Nuevo en ciernes reforcemos el ser mejores personas, lo cual implica ser mejores servidores públicos. Si la reforma judicial trajo consigo un nuevo paradigma de integración y funcionamiento de los Poderes Judiciales, veámoslo como una nueva oportunidad. Hagamos cálculos, ponderemos las alternativas y ajustemos nuestros proyectos, y en la medida de lo posible buscar salir airosos de la tormenta.

Mal consejo sería dejar arrastrarse por el temor a lo desconocido, por un sentimiento de derrota o incluso la decepción de un pasado mejor y un futuro incierto. No podemos ser indiferentes a una realidad que ya se nos impuso, lo cual no es conformismo, tampoco utilitarismo.

Así las cosas, cuando llegue el primer minuto de 2025 digamos, como Scarlett O’Hara, heroína de la novela de Margaret Mitchell Lo que el viento se llevó: “Después de todo, mañana será otro día”.

POR JUAN LUIS GONZÁLEZ ALCÁNTARA CARRANCÁ

MINISTRO DE LA SUPREMA CORTE DE JUSTICIA DE LA NACIÓN

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