Desde Afuera

México y Latinoamérica

Nuestro país actuó correctamente al romper relaciones con Ecuador, debido a que la Policía de ese país irrumpió en la embajada

México y Latinoamérica
José Carreño Figueras / Desde Afuera / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Revisar el estado de las relaciones de México con países latinoamericanos es como ver un libro de contrastes propiciados por ideologías, las de ellos y la que sea de nuestro gobierno. Cierto. Durante el sexenio pasado pasamos de una fachada de respeto a la Doctrina Estrada, de no intervención y respeto a la autodeterminación de los pueblos, a la profesada por Ignacia 'La Güera' Rodríguez, aquel personaje para quien "fuera de México todo es Cuautitlán". Y algunas de sus manías quedan. 

Profesamos democracia, pero condonamos el autoritarismo. Si robar descaradamente una elección, provocar la salida de millones de personas –que simplemente por números han creado problemas en varios países, incluso el nuestro–, encarcelar a cientos o miles de disidentes, ajustar las leyes o su cumplimiento a gusto del gobierno y hostigar embajadas extranjeras donde hay asilados políticos es ser democrático, indudablemente Nicolás Maduro y su régimen son "democráticos". Si emprender una ofensiva para anular a la oposición y sus principales representantes antes de una elección que probablemente hubiera ganado sin problema, convertirlos en presos políticos, expulsarlos del país y privarlos de su ciudadanía, ajustar las leyes para convertir una república en un feudo familiar, y en el camino traicionar a sus propios compañeros de armas y la filosofía por la que lucharon, es considerado democrático, Daniel Ortega es un demócrata.

Pero veamos. ¿Elecciones trucadas? ¿No es algo que la 'Cuatroté' ataca como característica de los gobiernos neoliberales? Los problemas políticos domésticos, ¿no fueron lo que llevó al congelamiento de la relación con Perú? ¿Qué el congreso peruano –con todos sus numerosos y enormes defectos– destituyó al presidente Pedro Castillo antes de que él disolviera la legislatura y ordenó su detención antes de que lograra asilarse en la embajada de México?

¿Ordenar el "rescate" de un presidente, Evo Morales, que provocó una crisis cuando decidió buscar una tercera reelección pese a que él había promovido una reforma constitucional que lo prohibía y  luego se arrepintió porque "violaba sus derechos humanos" y aún hoy está en el centro de una nueva crisis política en Bolivia?

¿No intervención? México actuó correctamente al romper relaciones con Ecuador, debido a que la Policía de ese país irrumpió en la embajada mexicana en Quito para detener al exvicepresidente Jorge Glas, asilado ahí. Pero ¿por qué condonar las acciones del gobierno venezolano al hostigar embajadas extranjeras donde hay asilados políticos, como la embajada argentina en Caracas, hoy bajo protección de un tercer país? Cierto que el derechista presidente argentino Javier Milei no es cercano al gobierno mexicano, pero hay un principio universal que Ecuador violó y que Venezuela violenta hoy, sobre el respeto a los recintos diplomáticos. La ayuda mexicana a Cuba tiene razón de ser, pero también debiera ser explicada públicamente. 

POR JOSÉ CARREÑO FIGUERAS   

COLABORADOR    

JOSE.CARRENO@ELHERALDODEMEXICO.COM                                      

@CARRENOJOSE

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