APUNTES DE GUERRA

¿Quién le teme a Donald Trump?

Hay quienes están lejos de los temores y más prestos a las celebraciones, pero ahí de aquellos que lo despreciaron o lo retaron hace ocho años

OPINIÓN

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Gabriel Guerra / Apuntes de Guerra / Opinión El Heraldo de México
Gabriel Guerra / Apuntes de Guerra / Opinión El Heraldo de MéxicoCréditos: El Heraldo de México

Es muy larga la lista de países —y de individuos y empresas— que tienen motivos para estar preocupados ante la inminente llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

Para entenderla mejor conviene separarla entre quienes están preocupados, quienes están temerosos y quienes —con o sin razón— están francamente apanicados.

Preocupados estamos todos los que creemos que El Aprendiz (así se llamaba su reality en TV y así se llama una nueva película que les recomiendo ver) va a desmontar las pocas estructuras y reglas que le daban una mínima semblanza de orden a las relaciones económicas y a los organismos internacionales. Un sistema ciertamente lleno de defectos y de carencias, pero siempre mejor que la ley de la jungla que tanto le gusta a Trump.

Temerosos, inquietos, estresados, muchos de los aliados tradicionales de Estados Unidos, que recuerdan el desdén y maltrato que recibieron en su primer periodo y que sospechan —me parece que con razón— que ahora Trump viene mucho mejor preparado, con más orden y estructura (es un decir) que la vez pasada y con muchas, pero muchas, cuentas pendientes.

Aquí anotamos lo mismo a la Unión Europea que a la OTAN, a la ONU que a la OMC, y dentro de Estados Unidos a instituciones como la Food and Drug Administration o el National Endowment for the Arts, por no hablar del FBI o el Departamento de Justicia.

China, por supuesto, está entre los inquietos, pero tiene con qué defenderse de cualquier medida unilateral: la segunda economía más grande del mundo se vería afectada pero ha abierto su mirada desde hace años al mundo en desarrollo y ahí tiene para hacer negocios y, sobre todo, para expandir su influencia global. Sus proyectos de infraestructura y sus programas de créditos en el sureste asiático, África y América Latina le ponen en condición de enorme ventaja frente a Estados Unidos o Europa.

Ucrania está entre los muy, pero muy preocupados, no solo por la conocida relación entre Trump y Putin, sino porque la resistencia en Estados Unidos y algunos países de Europa Occidental a seguir financiando su defensa ante la invasión rusa. Sus malos resultados recientes en el campo de batalla no alteran demasiado a Trump, quien preferiría un fin rápido a este caro y militarmente irresoluble conflicto.

Mientras tanto, el mundo árabe y/o musulmán ve con alarma el regreso del presidente más abiertamente pro israelí en la historia reciente, que además sigue confiando en el consejo de un grupo de “duros”, comenzando por su yerno Jared Kushner, cuyo padre será embajador de Estados Unidos en Francia.

Hay quienes están lejos de los temores y más prestos a las celebraciones, tal es el caso de los mandatarios de Argentina, Hungría e Italia, que se sienten ideológicamente cercanos a Trump.

Pero ahí de quienes lo despreciaron o lo retaron hace ocho años, como Justin Trudeau o Emmanuel Macron. Para ellos vienen noches de insomnio.

¿Y nosotros, qué? A prender veladoras, a tomar pasiflora y a recordarle al hombre de las sumas cero que aquí ambos podemos ganar, pero también perder mucho.

POR GABRIEL GUERRA

PAL