Pensando en Beisbol

Continental, por favor

Más bien es un poco del por qué algunas franquicias en las Grandes Ligas tienen hoy su lugar en el mapa del mejor beisbol del mundo

Continental, por favor
Alejandro Aguerrebere / Pensando en béisbol / Opinión El Heraldo de México Foto: El Heraldo de México

Esa bien puede ser una frase en uno de esos viajes, para salir rápido ya desayunados.

Más bien es un poco del por qué algunas franquicias en las Grandes Ligas tienen hoy su lugar en el mapa del mejor beisbol del mundo.

Esta historia que vamos a contar nos habla de los hábiles –y muchas veces brutales– manejos del poder como para tener hoy el mapa de esas treinta franquicias en Las Mayores, un acomodo el cual puede verse modificado…

Los personajes, incluso, tuvieron su aporte definitivo, pero lo más fuerte de todo esto, lo “cañón” como diríamos, es cómo estas ciudades lograrían posiciones quizás antes impensables.

Tomemos en cuenta como Grandes Ligas –ya operando más o menos como hoy las conocemos– desactivó la que había sido digamos su “amenaza” más grande con la Federal League of Baseball Clubs más comúnmente denominada la Liga Federal, ese esfuerzo de ocho equipos tenía por ciudades a Chicago, Cleveland, Pittsburgh, Indianapolis, San Louis y Covington (Kentucky), cuando aquí viene lo interesante: un poco lo que pasó con Jorge Pasquel con aquella Liga Mexicana de los años 40’s, al ser considerada una liga “outlaw” (no sancionada o más coloquialmente “pirata”) podía llamar algunos peloteros quienes o se quedaban sin contrato o no les pagaban lo suficiente… comenzaba una interesante pugna.

Ese precedente, donde la Liga Federal duró de 1913 a 1915 marcó una pauta importantísima, pues la Suprema Corte de los Estados Unidos le dio (en 1922) un elemento indispensable a Major League Baseball para lo que es hoy: se le reconoció principalmente como entretenimiento y no como meramente comercio interestatal, para quedar en un estado de excepción para considerarse un monopolio, exenta de la aplicación de la Sherman Antitrust Act, pues.

Por cierto, es el único major sport que tiene esta ventaja, donde ni la NBA, ni la NFL o la NHL han logrado ese cometido… el “pasatiempo nacional” ¿realmente prevaleció?

Algo hay de eso, pues ni con la presencia de Branch Rickey –promotor del fin de la segregación racial en la pelota– como presidente de la naciente Liga, ni con el reconocido filántropo William Shea (sí, su apellido le dio el nombre al estadio de los Mets por muchos años) con la Continental League pudieron en 1959 comenzar algo que sería –al igual que la Liga Federal– una tercera “Liga Mayor”, recordemos que son “Grandes Ligas” pues fusionaron esfuerzos de una Liga Americana y una Liga Nacional.

Las ciudades de nuevo sonarán altamente familiares, comenzaron con Denver, Houston, Minneapolis–St. Paul, Nueva York y Toronto; posteriormente se sumarían Atlanta, Dallas–Fort Worth y Buffalo, siendo esta última la única sin pelota ligamayorista, si consideramos a los Rangers como parte del Metroplex de Dallas.

Las genialidades que tendría el Juez Roy Hofheinz, en Houston, con el Astrodome y todos estos visionarios, merecen un documental aparte, con las satisfacciones llevadas a todas esas ciudades con un gran beisbol.

Esa bien puede ser una frase en uno de esos viajes, para salir rápido ya desayunados.

Más bien es un poco del por qué algunas franquicias en las Grandes Ligas tienen hoy su lugar en el mapa del mejor beisbol del mundo.

Esta historia que vamos a contar nos habla de los hábiles –y muchas veces brutales– manejos del poder como para tener hoy el mapa de esas treinta franquicias en Las Mayores, un acomodo el cual puede verse modificado…

Los personajes, incluso, tuvieron su aporte definitivo, pero lo más fuerte de todo esto, lo “cañón” como diríamos, es cómo estas ciudades lograrían posiciones quizás antes impensables.

Tomemos en cuenta como Grandes Ligas –ya operando más o menos como hoy las conocemos– desactivó la que había sido digamos su “amenaza” más grande con la Federal League of Baseball Clubs más comúnmente denominada la Liga Federal, ese esfuerzo de ocho equipos tenía por ciudades a Chicago, Cleveland, Pittsburgh, Indianapolis, San Louis y Covington (Kentucky), cuando aquí viene lo interesante: un poco lo que pasó con Jorge Pasquel con aquella Liga Mexicana de los años 40’s, al ser considerada una liga “outlaw” (no sancionada o más coloquialmente “pirata”) podía llamar algunos peloteros quienes o se quedaban sin contrato o no les pagaban lo suficiente… comenzaba una interesante pugna.

Ese precedente, donde la Liga Federal duró de 1913 a 1915 marcó una pauta importantísima, pues la Suprema Corte de los Estados Unidos le dio (en 1922) un elemento indispensable a Major League Baseball para lo que es hoy: se le reconoció principalmente como entretenimiento y no como meramente comercio interestatal, para quedar en un estado de excepción para considerarse un monopolio, exenta de la aplicación de la Sherman Antitrust Act, pues.

Por cierto, es el único major sport que tiene esta ventaja, donde ni la NBA, ni la NFL o la NHL han logrado ese cometido… el “pasatiempo nacional” ¿realmente prevaleció?

Algo hay de eso, pues ni con la presencia de Branch Rickey –promotor del fin de la segregación racial en la pelota– como presidente de la naciente Liga, ni con el reconocido filántropo William Shea (sí, su apellido le dio el nombre al estadio de los Mets por muchos años) con la Continental League pudieron en 1959 comenzar algo que sería –al igual que la Liga Federal– una tercera “Liga Mayor”, recordemos que son “Grandes Ligas” pues fusionaron esfuerzos de una Liga Americana y una Liga Nacional.

Las ciudades de nuevo sonarán altamente familiares, comenzaron con Denver, Houston, Minneapolis–St. Paul, Nueva York y Toronto; posteriormente se sumarían Atlanta, Dallas–Fort Worth y Buffalo, siendo esta última la única sin pelota ligamayorista, si consideramos a los Rangers como parte del Metroplex de Dallas.

Las genialidades que tendría el Juez Roy Hofheinz, en Houston, con el Astrodome y todos estos visionarios, merecen un documental aparte, con las satisfacciones llevadas a todas esas ciudades con un gran beisbol.

POR ALEJANDRO AGUERREBERE  

COLABORADOR

PAL

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