El año 2023 ha sido, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el que mayor número de muertes de migrantes en tránsito ha registrado en la historia. El récord no es halagador, ya que indica que la transmigración se ha tornado cada vez más insegura y peligrosa.
Según la propia OIM, México es el país con mayor complejidad migratoria en el mundo, seguido de cerca por Turquía. De los transmigrantes que en todo el mundo han dejado la vida en el viaje, seguramente nuestro país aporta un buen porcentaje.
Siendo la transmigración, desde mi punto de vista, el más grave problema migratorio que tiene México, hoy estamos por enfrentar un aumento desmesurado de otro aspecto del fenómeno migratorio, el de la migración de retorno. Ya hemos tenido avisos premonitorios por parte del Presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, y lo empezaremos a vivir a partir del 20 de enero.
Nos ha informado la Presidenta que nuestro gobierno se está preparando para actuar en caso de que este aviso se llegue a materializar, y el secretario de Relaciones Exteriores ha tenido reuniones con los Consulados mexicanos en EU. Es fundamental, sin embargo, que haya una acción coordinada de todos los órdenes de gobierno y de las organizaciones de la sociedad civil que trabajan en el tema, para actuar de consuno ante lo que suceda.
Habrá que dividir el problema en varias partes y priorizar su atención. Es importante revisar las causas que originan la migración, pero es urgente atender a los que estarán siendo retornados a la frontera norte de nuestro país. Resulta necesario exigir que se respeten los derechos humanos de nuestros connacionales, pero debemos proveer de techo y alimento a todos los que lleguen, sean o no mexicanos.
Una exhaustiva revisión y en su caso modificación de la Ley Migratoria debe estar en la agenda, pero lo que hoy es imperativo es la definición y puesta en operación de políticas públicas que atiendan la emergencia que viene.
Se debe reforzar la provisión de recursos a los municipios fronterizos que serán los receptores de personas con necesidades básicas que atender. Esta es una tarea que el gobierno no tiene capacidad de absorber totalmente; requiere de la cooperación de la sociedad, de las iglesias y las empresas, necesita de manos y corazones generosos que pongan en práctica la solidaridad.
El trabajo diplomático es muy importante. La demostración de cifras que sustenten la aportación que los mexicanos hacen en Estados Unidos. Es necesaria. El despliegue de funcionarios en los puntos fronterizos también, así como las gestiones políticas y legislativas. Pero lo fundamental hoy es la coordinación efectiva y generosa de todas las fuerzas de nuestra sociedad para hacer frente a este desafío.
Que en estos días de fiesta tengamos todos un momento de reflexión sobre la dignidad de todos los seres humanos, migrantes en la tierra.
¡FELIZ NAVIDAD!
POR CECILIA ROMERO CASTILLO
COLABORADORA
@CECILIAROMEROC
EEZ