Hay quienes lo perciben en extremo optimista. Parece hasta confiado. Anda de buenas, pese a los constantes amagos de Donald Trump, que amenaza -cada que puede- con aranceles a México a partir del 20 de enero, cuando regrese a la Casa Blanca. Los mercados están nerviosos, él no. Marcelo Ebrard ve el vaso medio lleno.
“Con Trump hay que tener sangre fría”, me dice.
Tiene diagnóstico y ruta. También estrategia. La razón parece estar de su lado, aunque el presidente electo de EU no necesariamente entiende de razones. Llega con un costal de argumentos y una pila de cifras que le dan soporte a sus dichos.
"Trump sabe cuáles son los marcos de la negociación, es un hombre inteligente y duro que buscará siempre dar resultados a sus votantes", comenta el secretario de Economía en la larga charla que tuvimos apenas el pasado viernes.
Enfatiza en la necesidad de mantener la calma y la diplomacia al tratar con un presidente que no duda en presionar con medidas inmediatas. “Es un estilo de negociar”, dice convencido.
Sabe que Trump ha puesto todo en la misma licuadora: migración y narcotráfico (fentanilo, sobre todo), incluidos. Y está convencido de que se diga lo que se diga, romper el T-MEC, como ha dicho el republicano, sería “un tiro en el pie”.
“La revisión del Tratado yo la vería dentro de cierto margen de racionalidad por esto: vamos a ir a negociar con un señor con el que se negoció este Tratado. Hace seis años él decía ‘el peor Tratado comercial en la historia es el TLCAN y lo vamos a quitar, y va a ser un acuerdo bilateral’… hoy el Tratado que vamos a negociar él es el autor en EU (…) el resultado del Tratado en estos años, ha traído un aumento de importaciones a México de partes automotrices de más del 116% y un comercio global, porque su objetivo era que en EU se produjera más y lo logró.
Segundo, que el comercio global de los dos creciera y creció en 32%. Esos son miles de millones de dólares, millones de empleos… ¿por qué el habría de poner en peligro su tratado? No tiene sentido”.
Finalmente, Ebrard menciona que, aunque el contexto actual de negociaciones puede ser desafiante, México sigue comprometido en buscar soluciones a través del diálogo. "Cada día es una oportunidad para mejorar nuestra relación con Estados Unidos, y eso incluye el T-MEC. No podemos poner en peligro lo que ya hemos logrado", aseguró
“Ese tratado es el mejor negocio que han hecho. Necesitan a México. No es soberbia. Sin México no serían competitivos, cuando menos en la industria automotriz”, apunta.
“Si se aplica el arancel, los precios de los coches subirían, lo que afectaría directamente al consumidor estadounidense. Esa medida no tendría sentido", señala.
Por supuesto, de Trump cualquier cosa puede esperarse. Es tan berrinchudo como impredecible. Pero difícilmente saboteará su arribo a la Casa Blanca.
Estamos ante un negociador nato, con un estilo peculiar. Y para la negociación que viene, las partes apenas están comenzándose a mostrar las cartas.
Frente a él, de este lado de la frontera, también tenemos con qué negociar. Por lo pronto, hay optimismo. Importa, claro, pero se necesitará más que eso.
Mucho más.
POR MANUEL LÓPEZ SAN MARTÍN
@MLOPEZSANMARTIN
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