El Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2025 marca un antes y un después en la historia reciente de México, tanto por su enfoque social como por su aprobación en un contexto de profundas reformas jurídicas. Este presupuesto, que asigna recursos sin precedentes a sectores clave como la educación, refuerza la apuesta del actual gobierno por reducir desigualdades, expandir oportunidades y construir una base sólida para el desarrollo integral del país.
Por poner un ejemplo: se aplicó un incremento de más de 18 mil millones de pesos destinados a universidades públicas, un hecho que, incluso el mismo coordinador parlamentario de Morena en San Lázaro, Ricardo Monreal calificó como "inédito" e "histórico".
Este aumento sustancial se traducirá en una ampliación de la matrícula de estudiantes, mejores instalaciones y un uso eficiente de los recursos bajo un marco de austeridad responsable como promueve la presidenta Claudia Sheinbaum.
Instituciones como la UNAM recibirán casi 7 mil millones de pesos adicionales, mientras que el IPN y otras universidades públicas también serán beneficiadas significativamente. Esta inversión no sólo responde a la demanda social de ampliar el acceso a la educación superior, sino que también posiciona a estas instituciones como motores clave de innovación, desarrollo científico y movilidad social.
Pero, a pesar de estos beneficios “inéditos” que, evidentemente servirán a la sociedad, la oposición sigue aferrándose a la idea de que el presupuesto es "populista, irresponsable" e incluso argumentan que es “un valle de lágrimas” y quizá sí sea un valle de lágrimas pero para ellos, que se aferran aún al viejo orden, pues este presupuesto marca el fin de las “castas doradas” del neoliberalismo y de los recursos destinados a ciertos grupos políticos.
Se pone fin a las cúpulas partidistas que manejaban el presupuesto a su antojo, como sucedía, por ejemplo, cuando se nombraban funcionarios afines al frente de organismos autónomos, como el INAI, y por eso se opusieron a este presupuesto histórico pues lloran el hecho de que ya no tendrán recursos que obtenían a costillas del pueblo.
El presupuesto 2025, que aprobamos en la Cámara de Diputados en lo general y en lo particular con 349 votos a favor y 129 en contra, termina con esas viejas prácticas y se enmarca en un entorno de transformaciones jurídicas profundas, resultado del avance de 16 reformas constitucionales que redefinen el marco político, económico y social del país.
Entre los cambios más destacados se encuentra la reforma al Poder Judicial que democratiza la elección de jueces y magistrados mediante voto popular; la reforma en materia de bienestar, que amplía los derechos a pensiones y becas; y la reforma sobre igualdad sustantiva, que refuerza los derechos de las mujeres.
La aprobación de este presupuesto refleja la coherencia con un proyecto político que prioriza las necesidades sociales y marca el fin de las castas doradas que durante años controlaron los recursos del país, beneficiando a intereses personales, partidistas y políticos y con ello, se da paso a una nueva era, donde el gasto público le hace justicia al pueblo al responder a las necesidades históricas y las luchas que durante décadas se dieron en aras de una mejor distribución de la riqueza.
POR JULIO CÉSAR MORENO
DIPUTADO DE MORENA
@JULIOC_MORENO
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